Con una túnica de bronce ví como se vestía la luna.
Abajo, brillante y perdido en el negro silencio, Saturno en la odisea de su laberinto.
El tiempo congelado en unos minutos de eclipse total, eclipse del alma, eclipse de la libertad lumínica.
Próntamente la luna comenzó a lavarse la cara, quítándose el tizne brumoso y cobrizo.
Precioso despertar de la luz.
Esa noche fue un claro-oscuro de íntimo mutismo.
Una especial existencia simultánea de los opuestos.
Texto agregado el 21-02-2008, y leído por 102
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Lectores Opinan
22-02-2008
..las 2 lineas finales, alli esta todo.. Mildemonios
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