Me contaron la historia amigos
de un hombre llamado Emiliano
que tenía los dedos perdidos
y nació allá en Cerro Muriano;
Emiliano sin dedos apodaban
al sujeto del que habla la trova,
un hombre de oscuro pasado
que decían era hijo de una loba
y su padre un bandolero ahorcado...
No se le conocía trabajo alguno
ni hacienda o señorío heredado,
pero no faltó en su bolsillo pecunio
ni en su plato, primero, segundo y helado;
¿ Pero porqué le faltaban los dedos?
¿ De qué vivía el misterioso amuñado?
Sus dos muñones brillaban cual pulidos,
y siempre preocupábase de tenerlos muy limpios,
todas las mañanas salía al norte por el camino
y en una casa del bosque era presto requerido;
Acá Emiliano sin dedos realizaba secreta tarea,
sentábase a una silla con sus muñones en sobremesa
observándolos concentrado, de lejos, de cerca, como la marea...
sudorando mascullaba palabras sorpresas;
En sus muñones veía el pasado e intuía el futuro,
y muchos se acercaban a preguntar desesperados,
¿ qué será de mí? ¿ y de mi fortuna? ...oscuro...
decía a veces, y otras, lo contrario;
Nunca fallaba Emiliano sin dedos,
treinta años en lo suyo llevaba;
bueno, algo miento, ahora recuerdo...
diez veces falló en su laborada,
y por cada una, sesgó dedo por dedo;
Sólo al faltarles todos, Emiliano fue el más grande,
pues brillaban tan bien los muñones
que el futuro veía claro y brillante,
y nunca más falló, pues si de nuevo fallara
no sería llamado Emiliano sin dedos,
sino Emiliano sin dedos, ni ojos...ni Alma.
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