Anoche en mi lecho estabas tú,
posesionándote de mi cuerpo
sin ninguna condición
explorando con paciencia,
ternura y pasión.
Nuestros gemidos se confundieron
con el canto de los grillos
y el golpeteo de las olas en las rocas.
Recorrimos palmo a palmo
los caminos de nuestros cuerpos
vibrando y gozando sin temor.
Tus labios exploraron
lo más íntimo de mi ser
y los míos te succionaron
con tal desesperación.
Todo en mi gritaba tu nombre
y todo en ti susurraba el mío.
Me volviste demente toda la noche,
una y mil veces me hiciste el amor
y esa enajenación compartimos
en nuestra noche loca de amor.
Texto agregado el 09-04-2004, y leído por 164
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Lectores Opinan
11-04-2004
las noches de amor son pocas, pero muchas se confunden con la pasión, incluso algunas vienen de un solo lado, ya que la luna ilumina muy poco. galvarino
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