La mañana de verano era algo fresca, caminaba por la vereda donde el sol entibiaba un poquito mi cuerpo, estaba llegando al lugar donde trabajo.
Detrás, siento el sonido de unos tacos de alguna mujer que caminaba apresurada, no llegué a girar que una bella mujer rubia me adelantaba, su paso ligero no dejaba de ser sensual.
Apuré un poco mi paso para no perderla de vista.
Las cosas del destino hizo que entrara al mismo edifico al que me dirigía, subió al ascensor, y yo subo detrás de ella.
- ¿Piso?
- Quinto, gracias.
- Veo que estás algo apurada, no?
- Si, llego tarde.
- Bueno, seguro que es la primera vez, no?
- No – dijo riéndose- No es la primera vez.
- Será la última, seguramente.
- Lo dudo – sin dejar de reir-
- Tienes una sonrisa hermosa, espero verla seguido, que tengas un buen día.
- Gracias, Igualmente.
Bajé en el tercer piso y entré en mi oficina y pensé en ella todo el día.