Yo abro la ventana
y el amanecer se esconde
tras el horizonte,
negros presagios en forma de nubes,
tormentas y tornados de arena y muerte.
Y ustedes me dicen que no me preocupe
desde sus sillones de asfalto,
desde sus tronos de huesos,
y su piel de lagarto.
El mundo se cae a pedazos
por el desague del reloj
corren libres nuestras ultimas horas
desaparecen sin despedirse
seres milenarios, anteriores a nosotros.
Y ustedes me dicen que no consuma,
que viva a oscuras en el desierto
del mundo de cenizas que han creado,
mientras sus fabricas escupen muerte
y nos la venden, y nos tratan como ganado.
Vuestros insultos se escurren
por mi faz, como un esputo
de negras palabras, de mentiras osadas,
menosprecian mis ideas
y mis manos que los alzan.
Y ustedes pretenden mi apoyo,
mi entendmiento y mi calma,
mientras destruyen paso a paso
ideales mas altos, que jamás entenderán.
Llamenme violento,
por cargar con mis palabras,
como pesada cruz por condena,
contra quienes no quieren dejarme vivir
en paz y sin mentiras. |