Sensación leve,
células traumatizadas ante lo indefinible.
Por fin despiertas y aun no es tarde,
el poder no es poder sin una certeza absolutamente ratificada.

-“¿Cómo se dio cuenta señor?.
-No lo se marino. Siempre supe que algo fui antes. Aunque eso aun me esta vetado.
-Nunca imagine que podía ser algo fuera de… ¿esto?.
-¿Un marino?... nadie nace en un instante de total conciencia. Se gana con los años. Creo que aparecimos aquí y listo.
-Me supera lo que soy señor. Ahora se que debo volver. A pesar de no saber por que.
-…¡Que cosas marino!...¡Ahí!...¡observa como emerge un artefacto similar al tuyo!.
-¡Si señor Neftali!... es… ¡es de los nuestros!.
-… de los tuyos marino.
-¿Qué hará usted señor?.
-Escuchar de lejos y decidir. Y ¿Qué harás tu marino?...
-Yo… voy a cubrir el fuego con esas ramas. Así el humo les dirá que estoy aquí…
-Se cauto marino. Recuerda que sabes cosas que ellos no saben.
-¿Lo que hablamos?.
-Quizá tus camaradas no lo han pensado. Quizá sabes, realmente, algo de lo cual ellos tienen la menor idea.”
La forma de una verdad,
el descaro de lo impertinente…
la maldita certeza sin protocolo.
Verifiquen los asuntos par de semi – ingenuos,
algo se dio cuenta de que saben lo que saben.