Inicio / Cuenteros Locales / reni2 / El iluso amparado
Caracol, era la mascota mimada de la casa. Llamado tal; por todos respetado. Vivía agradecido. Un día, como muestra de confianza en su recién adquirida madurez, los dueños dejaron entreabierta la caja de zapatos que le protegía. Confiado, recorrió lomos y cubiertas de libros; se adentró en páginas de diarios y revistas, durmió en sus camas, degustó en la despensa las lechugas que tan generosamente con él compartían... Una noche, topó con un viejo compañero de jardín, que perdido buscaba el camino de vuelta a casa. Sonrió soberbio, ofreciéndose como buen anfitrión a guiarlo. Recordaron en el trayecto los juegos de infancia, acechados los innumerables peligros del jardín. Al cruzar la alfombra prometieron volver a verse. Promesa que, libre de caja, no tardó en cumplir. Visita tras visita fue a uno y otro presentado, relamiéndose al relatar engreído su condición de amparo en el interior de la casa. Afirmaba no ser un caracol cualquiera, baboseando orgulloso al remarcarlo. Decía contar con el amparo del cariño humano. Visitas con la charla que un día sin más cesaron. El pie de uno de los habitantes lo aplastó tras arrancarlo de una de las páginas del diario que leía. |
Texto agregado el 09-04-2004, y leído por 150
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