No estaba seguro de cuantas horas habían pasado,
el reloj de manecillas ya había parado,
a sí mismo Mí sentido se había vuelto relativo,
postrado en la cama, viendo el bombillo que iluminaba Mí mentón,
Mis ojos estaban muy opacos,
al lado de la cama, un cenicero, lleno de colillas humeantes,
un vaso de agua mezclada,
y unas fotos ya tan arrugadas que era imposible ver que retrataban,
Mí cuerpo estaba tan quieto que daba miedo,
las manos con una fuerte expresión
ya más pasión no emanaban,
Mis labios secos por el olvido estaban,
y una nota que manchada con Mis "entrañas" esperaba a ser decifrada.

Hace dos días,
en una suave mañana, Mí rutinaria vida empezaba,
viendo lo banal que había tras la ventana,
me arregle como era común, y me dije:
"a ser hipócrita se dijo",
salí, y en el camino a Mí destino recordé toda una historia,
Mí vida era cómoda, pero infeliz,
un complemento me hacia falta,
un escape a la realidad tan aburrida,
una excusa para tener una verdadera identidad...
el momento se acerca, y Mis sentidos confundidos jugaban
un papel de amarillo ciego que Mí tranquilidad relativa aumentaban.

En un instante de descontrol,
Mí mente recordó, a una bella hada,
que en destellos de Mis sueños se emancipaba,
el escape a todo lo falso,
se manifestaba tras ella,
en el momento de recordarla,
Mí dolor más inmenso era,
ya que solo con ella contaba en el mundo fantástico
de sueños coloridos que no muy frecuentemente se presentaba.