Mi cumpleaños número treinta y uno, falta muy poquito pensó José, otro año más con ese vacío en el alma, esperándola, añorándola, recordándola.
Tendré que esperar otra vida para reencontrarme con ella.
Es duro después de haberla tenido entre mis brazos, de compartir horas de dicha a su lado, de haber disfrutado de nuestra hija y de golpe todo se esfumó...
Acaso fue un sueño?
Son estas ganas locas de encontrar a mi alma gemela?
Estoy seguro que era ella, daba en todo con lo que mi memoria recordaba, desde su nombre hasta su fisonomía, la cuota justa de locura y el color rojizo de su cabello.
Además ella también se acordaba de mí, conocía detalles y sacó a la luz cosas que hasta mi familia desconocía.
Recuerdo cuando le pregunté su nombre, Rocío, me dijo con voz angelical, indagué en su vida, sentí que algo me escondía, pero me dejé llevar por esta sensación de plenitud que ella daba a mi alma.
Comenzamos a reconstruir nuestras vidas anteriores, lugares, olores, nuestra hija...
La que amé hasta el delirio y que te arrebató de mis brazos, a la que dediqué mi vida en tu homenaje porque después de ti no hubo más amor, me marcaste a fuego.
Creí encontrarte, hoy hace justo un año, y duro?, dos meses.
Dos meses en los que el mundo giró a tu alrededor, en los que mi cuerpo respiró por ti, en los que volví a creer en el amor.
Pero hoy me encuentro igual que ese día, vacío, solo, añorándote, pensándote amándote.
Me distrae la frenada brusca de un auto, una voz que grita un nombre
- Rocío!!!
Una pequeña vestida de blanco parada inmóvil en la mitad de la calle, una mujer colorina corriendo hacia ella.
Mi ojos la siguen, mis pasos la alcanzan, mis brazos toman a la niña y la rescatan.
Nos encontramos los tres en la vereda de esta esquina, nuestras miradas se cruzan, me pierdo en el verde profundo de sus ojos, y ella se refleja en los míos, la niña tironea de la falda de la mujer
- mamá, mamá, me asusté!!!
- no pasó nada mi amor, por que cruzaste así? Por que corriste hacia la calle?
- lo ví a papá, quería abrazarlo.
Ella tomó mi mano, me sonrío dulcemente
- Anda José, besa a la niña, que te adora.
La pequeña se cuelga de mi cuello
- Mamá te compró un regalo para tu cumpleaños-me susurra al oído.
- Que están cuchicheando ustedes?-sonrió mi mujer!!!..mi mujer?
- Nada mami.-contesta y me mira preguntando- no te dije nada, no es así papá?
- Absolutamente nada-dije con una mirada cómplice.
- Amor?, hace mucho que esperabas?- dijo mi mujer!!!...mi mujer?
- Una eternidad, un siglo, un año, no se...
- Te ocurre algo vida?, estás bien?
- Papi, nos extrañaste?
- Mucho mi amor, muchísimo – dije con la voz entrecortada y apretándola contra mi pecho.
Rocío, mi mujer!!! pasó su brazo sobre el mío, y apoyó su cabeza en mi hombro, me besó la mejilla.
-Vamos a casa-sugirió.
-Tengo hambre-dijo Rocío hija
-Las amo-intervine yo.
No se bien si el tiempo retrocedió, si me transporté a otra dimensión, si estoy soñando, pero otra vez me siento pleno, disfrutando de mi mujer y mi hija.
Si algo se asemeja al paraíso es este instante, en esta vida, en que mis dos amores están conmigo.
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