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Inicio / Cuenteros Locales / k_nuth / Cita en el restaurante de la vida.

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Juan estaba vagando de noche por la ciudad, era algo muy normal para él, "una forma de pensar en la inmensidad del mundo" decía él, eran las 7:30 PM en la inmensa y fría ciudad, una lluvia pequeña pero sustanciosa le tenia totalmente mojado, los lentes de sus gafas estaban empañados, sus zapatos deportivos rotos chillaban a cada paso que el daba, su cabellos daba sobre su frente, el caminar a ningún destino era una buena excusa para no preocuparse por llegar a tiempo.


Los carros pasaban dando una impresión para Juan de que él era único, de que poco le importaba él a ellos y ellos a él, el creer mucho en las coincidencias y en la magia de lo que podía suceder al voltear una esquina, era una de sus principales razones de estar vivo, una bana esperanza, pero se le respetaba con justa razón. En medio de sus vagos pensamientos, una imagen de su última y fatídica relación le llego, y encogió los hombros y siguió su camino a ningún lugar, en la parte mas luminosa de una de las calles de aquella ciudad le cambio la expresión del rostro.

JUAN: "Que bien una nueva oportunidad de al menos encontrar una golpiza.".

Su vida era común y corriente, nada extravagante, aunque no distinguía muy bien su realidad de la fantasía extrema de sus sueños, cada persona que le quería lo recordaba por esa gran "facultad". Juan se acerco a la edificación más iluminada de esa cuadra, allí había un cartel:

CARTEL: "BIENVENIDOS A NUESTRO RESTAURANTE QUERIDOS DESDICHADOS! ESTA NOCHE, ES ESPECIAL PARA TODO(A) AQUEL(A) QUE ESTE BUSCANDO ALGO DE CARIÑO, NOCHE MAGICA Y ESPECIAL, DEGUSTE DE NUESTRAS DELICIAS MIENTRAS LE ATINA A ALGO SUERTE...”.

Juan despreocupado pero con algo de alegría y una sonrisa que se dibujaba en su cara mojada, decidió entrar, ya allí un joven mesero le vio y le atendió:

MESERO: Muy buena noche mojada señor, ¿desea probar algo de suerte esta noche mientras degusta de nuestro exquisito menú?".

Juan le miro muy noblemente, el joven extendió el brazo para pedir su chaqueta totalmente empapada, y le dirigió a un tercer piso, allí parejas de todos los estilos, tomando vino a el calor de una simple lamparilla de gas, pocos "ejemplares" femeninos había allí, a Juan poco le importo, solo quería divertirse un poco, se sentó en una mesa muy cerca de las escaleritas de ese piso, y pidió la carta:

JUAN: " Mm, veamos pues, huh, la verdad los nombres de estos platos están concurridos -Filete del despecho, pollo en salsa de erotismo, pechuga con sugestivo sexual, pasta de anhelos, pernil de la mujer soñada...-".

Juan echo a reír disimuladamente y pidió "Sobre barriga de la ex-suegra", luego, se quedo mirando y detallando a su alrededor, viendo como actuaba aquella "magia" en la cual él confiaba tanto, extremos de edades, de estaturas y de nivel social es lo que más se veía en aquel piso del restaurante, Juan pensaba y se alegraba de que esa clase de "citas a ciegas" eran espectaculares, todos los limites se perdían, solo interesaba la parte interna de la gente, y sus diferencias era precisamente lo que los unía.

Siendo solo un espectador en aquella bella escena en donde toda la gente que estaba allí embrujada y feliz, Juan no sentía ni nostalgia ni envidia a cambio, solo sentía la felicidad ajena pasar ante él, la degustaba y solo seguía soñando, al momento llego su cena, con mucha calma cogió los cubiertos pero no probaba pedazo alguno de su "sobrebarriga de ex-suegra", en cambio tomaba con gran delicadeza su vino tibio, mientras se llevaba muy gustosamente la copa a su boca subía por las escaleritas una mujer muy bella, parecía salida de un cuento, una belleza muy reconocida por Juan.

JUAN: “¿la conozco?, Mm, la verdad es algo "familiar" para Mí".

La mujer estaba empapada, tenia el cabellos recogido, se notaba que se lo había recogido con prisa, llevaba puesta una chaquetita ceñida al torso, un pantalón que se ajustaba muy bien, unas sandalias empapadas, cuando acabó de subir las escaleritas, se sentó en la mesa siguiente a la de Juan, puso sus manos sobre la mesa, muy cerca de la lamparilla de gas y no pidió la carta, solo una bebida tibia, Juan muy detallista se quedo contemplándola como un tarado, La mujer se dio cuenta de la falta de disimulo de Juan, este levanto la copa en señal de amistad, la mujer lo miro despectivamente pero se le escapo una pequeña sonrisa mientras giraba la cabeza, Juan noto eso, y se alegro, ahora la sonrisa que llevaba dibujada parecía expresión de tiempo completo, Juan sin dudar pidió otro vino tibio y cuando llego el vino, se levanto de su mesa y se acerco a ella.

JUAN: "¡Buena noche mojada!, jeje, ¿te molesta si me siento en tu mesa?".

Ella le miro y con la misma sonrisa que se le había escapado no tuvo que decir que si.

???: "Se nota que deambulabas por la calle, ¿no?".

JUAN: "La verdad es que me gusta caminar de noche y pensar en todo, del el aquí y del allá, de lo grande y de lo pequeño, del ¡sí! y del ¡no!, de los recuerdos y de lo que ha por venir..."

???: "Que bien, te gusta "vagar" en tu cabeza, navegar en los "por que" ¿cierto?, Mm, ¿alguna vez te he visto? me resultas algo "familiar"".

JUAN: "La verdad yo me pregunte lo mismo pero no tengo la mas mínima idea, es gracioso percibamos esa sensación de conocernos, Mm, ¡que pena! mi nombre es Juan...".

???: " Mucho gusto Juan, común nombre, huh, mi nombre es ____".

JUAN: "Que nombre tan extraño, la verdad pero en si es algo enigmático, es bueno...".

Mientras seguían la charla para conocerse, se habían acabado los vinos, pidieron un par mas, mientras seguían hablando, las risas eran muy cómodas, el sitio, para Juan si llevaba su cierto encanto, además, que estaba intrigado por saber de donde se le hacia conocida ____, mientras debatían de los sueños este par de soñadores, una imagen se le vino a los dos en un instante, un pequeño destello de recuerdos.

JUAN: “Oye ____, no se si te parezca una locura pero creo saber de donde te conozco…”.

____: “La verdad, yo también creo saber de donde eres”.

JUAN: “Pues, la verdad en la única parte en donde te he podido conocer además de este restaurante es en mis sueños, ¡si!, te recuerdo ahora, estuviste riéndote de mí en un sueño en que yo estaba en el colegio, y se me olvido ponerme pantalones, luego me pasaste unos de cuadritos, huh, esto es raro”.

____: “¡QUE!, entonces, ehhh, como decirte nunca había hablado de aquel sueño, me pareció gracioso pero solo quería ayudar a quien andaba sin pantalones, ¿como pudiste saber de ese sueño?”.

JUAN: “Mm, que raro, ¿tu soñaste eso también?, oye y además de ese sueño… yo te he visto en más sueños”.

____: “igual yo, que extraño, antes pensé que esto era un “deja vu” por que hace unas noches soñé esto, y la verdad me parecía divertido, ahorita estoy atónita… no se ni que decir, ¿será una coincidencia?”.

JUAN: “Pues hablemos de los sueños en los cuales, nos “hemos visto”, huh, la verdad esto es una situación muy extraña”.

Juan y ____ se quedaron horas discutiendo sobre sus encuentros sobre naturales, lo extraño es que en la mayoría coincidían, la noche se hacia más amena, al igual que el ambiente que les rodeaba, ambos intrigados, se quedaron perplejos de saber que tanto sabían uno del otro, sus partes más puras estaban en contacto, sus sentidos ya no eran ajenos, sus ojos se fundían, Juan y ____ estaban delante de un ser de ensueño, era una noche más que mágica fantástica, ¡inimaginable!, habían tenido muchos tipos de relaciones, desde novios hasta enemigos, desde amigos hasta hermanos, desde amo y mascota hasta jefe y subordinado, sus miedos más profundos eran ya conocidos muy a sobremanera, seguían atontados recordando y recordando, hablando de toda una vida que ya paso, que ya vivieron, que fue un “hecho”, como si se hubiesen conocidos desde pequeños quedaron, y el restaurante empezó a quedarse vació, hasta que solo ellos dos quedaron allí, y el mesero se les acerco.

MESERO: “Espero que hayan degustado del la receta secreta de los sueños, la preparamos fantásticamente ¿cierto?, que pena incomodar su reencuentro pero ya es hora de cerrar, y la verdad esperamos que vuelvan… GRACIAS POR SU VISITA…”.

Sin saber que decir y abriendo mucho los ojos, Juan y ____ se levantaron, recogieron sus cosas, y salieron, Ya en la puerta principal de el restaurante, Juan decidió muy cortésmente, acompañar a ____.

Y se fueron caminando, ambos querían que la noche fuera como en historia sin fin, no querían volver a soñar, solo querían quedarse contemplando tan simpática situación, para siempre. Ya luego algunas horas de caminar fascinados uno del otro, llegaron a la casa de ____.

____: “Oye, ha sido una noche espectacular, la verdad, a pesar de los extraño de la situación, me alegra conocerte en la “realidad” y que estés aquí después de todo lo que hemos vivido, ¡Gracias por estar siempre conmigo!”.

La despedida fue larga, no había ninguna mala intención de ninguno de los dos, se quedaron abrazados varios minutos, era de no creerse, tal situación merecía ser guardada e implantada en el mejor de los libros, el ser del sueño frente a uno. Empezó a amanecer, y ambos ya estaban cansados, aunque no querían separarse.

JUAN: “La verdad, creo que nos seguiremos viendo, pues lo digo, es muy bueno saber tanto del otro, nos ha afinado la relación, y es algo de lo mejor que he vivido, ya, creo, que es hora de irme… te veré en mis sueños… y acá….”.

Juan soltó la mano de ____ y volteo la espalda y echo a andar siguiendo su camino que esta vez si tenia rumbo, la sonrisa que tenia desde que leyó el cartel del restaurante, no se borro ni si quiera cuando llego a su casa, se arreglo para dormir, y de repente quedo profundo.

Estando en el sueño no la encontró, no se preocupo mucho, tenia muy presente que se podía encontrar con ella en la realidad, en si estaría con ella donde fuese, en el sueño, estaba en su casa, leyendo un diario que estaba en blanco, no le importo mucho, la puerta sonó, y fue a ver quien era, nada, no había nadie allí, solo una nota atada con un cordoncito dorado que decía en letra no muy entendible “ábreme cuando estes de pie”. El sueño acabo y Juan abrió sus ojos, era un día esplendido, muy tranquilo, Juan tenia debajo de su mentón aquella pequeña cartita, abrió el cordoncito dorado, y decía:

CARTA: “A pesar de todo lo que siempre buscamos, cuando lo encontramos nos asustamos, y por eso no aprovechamos el instante en que lo tenemos en frente, solo tratamos de aceptarlo y de vivirlo de una manera siempre pensando en que pasara en el siguiente segundo, esa expectativa nos divierte, pero nos distrae, por que en ese segundo la vida se nos va, como esa vida que viviste conmigo, fue toda una historia, hasta pudimos vernos envejecer, y echarnos a reír de la forma más inocente, fue mágico, ¿cierto?, bueno, aunque duele estoy súper feliz y se que te amo, acá donde estoy, estoy muy bien, y muy feliz de haberte conocido y de haber vivido con vos, ya la vida se nos fue, tal vez ninguno de los dos, aprovechamos esa elipsis de el universo donde nos conocimos, donde fuimos uno, y la realidad y el sueño no interesaban, pero hemos de pagar este precio, y la verdad ya no me duele por que he aprendido la valiosa lección que en este momento tus ojos con lagrimas deben estar entendiendo apenas, y ya fuimos y seremos, y eso es el todo ¿no crees?, gracias por siempre estar conmigo, y en donde sea siempre seremos ese "uno" que ambos quisimos y somos, te amo en la nada…

Att: ____”.

Juan no sufrió fue extraño, luego de tan dura experiencia solo sonrió, e hizo las paces con la vida, por que simplemente entendió que ya en donde fuera, en el aquí y en el allá, en la luna y en el sol, en las letras y en las imágenes, en el pasado y en futuro, ambos ya eran uno solo ya si estarian siempre.

Texto agregado el 18-02-2008, y leído por 160 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
28-02-2008 interesante un poco largo pero me gusto saludos guero
 
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