Tomé firmemente el lápiz con aquella mano izquierda, hoy más derecha que nunca y comencé a escribir.
Mi siniestra extremidad purgaba en el papel todo cuanto había callado, lo que jamás quise decir y todo cuanto oculté mientras dibujaba caricias en tu piel con ella.
Mi mano izquierda se transformó en mi boca, aquella que recorrió tu cuerpo en aquellas noches sin luna, desordenó tus cabellos y borró cicatrices de tu dermis.
Con el lápiz en mano desangré el papel, tatuándolo de recuerdos, pensamientos y sueños inconclusos. Con esa tinta grabé un adiós y al doblarlo marqué tu olvido.
Hoy sólo la envío.
Texto agregado el 18-02-2008, y leído por 224
visitantes. (8 votos)
Lectores Opinan
31-03-2008
Es increíble que con pocas palabras digas tanto, estupendas letras........5 on-line
18-02-2008
De manera mas que diestra haces un relato sensual y triste como toda despedida pero con ganas de permanecer. Excelente 5* amrio
18-02-2008
bien...
1) bien por el personaje
2) bien for you...buena prosa rodericuscl
18-02-2008
ufff lo que saben las manos, y el valor de una y el silencio de la otra.. bello texto... rub undia
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