2 de febrero de 2008- 9 de la mañana.

Cécilia caminaba cabizbaja por las calles parisinas mientras una lluvia insistente le empapaba el pelo. El pilotín y el paraguas continuaban guardados en su bolso de cuero color marfil que Nicolás le había regalado para el aniversario de bodas.
París, la ciudad del amor, de los encuentros románticos, del arte, del glamour,…la ciudad de las luces, todo eso era París; sin embargo para ella ya no era nada. Ahora Cécilia estaba sola mientras él seguramente estaría con la otra haciendo planes de un futuro juntos.
Subió por la calle Lepic , a la izquierda la parte del mercado y se detuvo en la esquina, justo donde estaba el café de Amélie Poulain, donde el mundo entero se reunía. Abrió el bolso para confirmar cuántos euros había traído y entró.
-Mademoiselle?- preguntó el mozo.
-Un café, por favor- contestó Cécile.
Escuchó el rington de su celular que le avisaba que tenía un mensaje de texto y pensando que podría ser de su madre, lo chequeó preocupada.
-Si vuelves, lo anulo todo. Nicolás.
Este hombre estaba loco. ¿Ahora le pedía que volviera? Ahora sólo quería decirle que lo odiaba con toda su alma, que no le importaba ni él ni la ex modelito esa con quien tan rápidamente la había reemplazado.
Abrió nuevamente el celular y buscó el mensaje. Tecleó “reenviar” y eligió entre los contactos el nombre de Carla Bruni.

2 de febrero de 2008- 9 de la mañana.
El mundo entero recibía la noticia de la boda del presidente y la ex modelo.

2 de febrero de 2008- 10 de la mañana.
Carla Bruni daba una conferencia de prensa explicando los motivos de su repentino pedido de divorcio.

2 de febrero de 2008- 11 de la mañana.
La lluvia caía torrencialmente mientras Cécile, seguía sentada a la mesa del café de la calle Lepic, ahora con una sonrisa que disfrutaba triunfante.