PRIMATES
“Cuando el hombre deje de soñar estará condenado a convertirse en un ser anónimo”
- Finalmente la idea de dios se había borrado de la faz de la tierra. Y la de la propiedad privada, y la del amor. Difícilmente los hombres lograron dejar atrás ese aparentemente interminable estado de inferioridad mental, y dieron por fin el paso hacia una nueva etapa del desarrollo humano.
Todo comenzó cuando el hombre comprendió que había llegado la hora de seleccionar los mejores individuos. No solo para mejorar la especie, sino para lograr de una vez por todas el por tantos siglos anhelado equilibrio entre él y la naturaleza.
Por lo anterior, y conciente de que no pasaría mucho tiempo antes de que escaseara el agua y las altas temperaturas convirtieran al planeta en el infierno prometido, aterrorizado de ver cómo la vegetación y la fauna se convertían poco a poco en una leyenda de la biología, y resistiéndose a que la raza llegara a su fin en medio de la miseria que procuraba el progreso científico y tecnológico de los imperios, el hombre consideró inaplazable escoger. No había duda: No se trataba de desafiar las leyes de la naturaleza, se trataba por el contrario, de vivir conforme a ellas, dejando a un lado el falaz argumento que condicionaba la existencia de la guerra al natural sentimiento del egoísmo humano. Blasfemaba por doquier el Sapiens que por eso era la guerra, sin saber que la guerra era apenas el enemigo que habría de ser combatido con una última, ésta definitiva, la cual, haciendo uso de la potestad dada a toda criatura acuática, terrestre y aérea, pondría de manifiesto a los única y verdaderamente poderosos de la toda la especie. Y así se hizo. Los encargados: inexplicablemente - así como la formación de aquel extraño cromosoma que dio origen a la separación de los monos y los humanos - los adecuados, quienes luego de un duro y cuidadoso, pero sobre todo escrupuloso, proceso de eliminación de la población humana, dieron al nuevo reino la tranquilidad a que desde hominoides han tenido derecho. Es así como tuvieron delante una nueva era grandiosa que les brindaba la oportunidad, ahora sí, de desarrollar el concepto de Humanos y de evolucionar sin ninguna atrofia.
- Muy interesante su texto Señorita. Es innegable que sus intenciones son admirables. Pero esto es una clase de CIENCIA y no precisamente ficción. Permítame recordarle dos cosas: La primera, que su quehacer para esta clase consistía en elaborar una figuración, bien sustentada, de la vida del hombre en un futuro cercano, no una historia romántica; y la segunda, que el trabajo hipotético que aquí se requiere descansa en al análisis bien nutrido de la realidad, no en patéticas catarsis para eliminar las ideas perturbadoras de nuestra juventud. No es posible, Señorita Kopp, obviar los procesos del desarrollo de la historia en cualquiera de sus aspectos, ni las etapas de esos procesos, y ud. no es la excepción, fuera cual fuere su propósito. Ya ve lo que con la religión el hombre hizo del mundo, comprometió la historia con futuras generaciones. No la comprometa ud. ahora nuevamente, no nos ilusione. Sin embargo ¡la felicito! tiene ud. mucha imaginación, aunque debe controlarla, es peligrosa, por lo además no creo que en mi clase le haga falta. Por favor, para la próxima utilicemos la razón. No olvide que la ciencia y la magia jamás irán de la mano.
Carolina
Abril 8 de 2004 |