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Inicio / Cuenteros Locales / jaimegispert / El dia mas feliz de su vida

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El tipo en cuestión fue un gordito, inteligente simpático y bueno. Su figura era un emulo de Homero Sipmson; aunque con costumbres más sanas y refinadas que el personaje de televisión.
Había sido hijo único. Se había criado entre dos mujeres que siempre parecieron viejas. La vida no le había dado hermanos biológicos, pero supo cosechar una enorme cantidad de amigos del alma,... vio esos de la vida.
Sobresalió en los estudios. Aun me acuerdo de las medallas de oro por cada año escolar donde se destaco sobre los demás. Conocía de ciencias, de filosofía, de religión, de política y... de fútbol y de tangos, esta ultima una combinación perfecta para un bohemio que escribía poemas en algún bar de La Boca. Y se leía todo lo que llegaba a sus manos.
En su juventud solía deambular por los lugares mas desconocidos de Buenos Aires, se metía en un bar y leía, o escribía o observaba a cada persona y a cada suceso que pasaba ante sus brillantes ojos.
Era un apasionado por sus ideas a la que defendía a capa y espada.
Todo esto lo puedo afirmar por el buen trato que tuve con él durante mas o menos 10 años.
Me dirán ¿Qué tiene de extraordinario este hombre?. Puede ser.
Sin embargo rescato de este gran tipo su particular mirada y su sincera sonrisa. Sonrisa y mirada que tenían una comunicación muy fuerte, entre sí, y para quienes lo pudimos observar algunas veces.
Dos expresiones manifiestas cuando recordaba un sujeto que le admiraba su extraordinario apetito a la hora de comer, y le decía: “vos comes despacito, despacito” por lo mucho que comía.
Si, era de muy buen comer, y esto le trajo algunos problemas y dolores de cabeza, nos solo porque crecía su contextura física sino porque afectaba al funcionamiento de su corazón.
También recuerdo a esas expresiones matizadas con lagrimas cuando conoció a su primer nieta, que por problemitas al nacer solo pudo ver por una ventana de una sala de internación.
Pero lo que más recuerdo de este gordo es la mirada de felicidad, de liberación y de ensueño que tenia el día previo a una operación de corazón, donde el sabia bien que cuatro by – pass no iban a ser fáciles. Era una cuestión que lo tenia cansado y muy preocupado.

Parecía un preso en el día final de su condena. Como el sediento que divisa un poco de agua en el desierto. ¿Cuantos ejemplos podría poner para figurar esas expresiones?.
La cuestión es que el Gordo nunca volvió a estar entre nosotros. Después de cinco días de esfuerzos de los médicos, se fue, ¡bah! Se fue de alguna manera. Y aunque parezca mentira, o suene morboso o fatalista, la jornada anterior a la cirugía, fue el día más feliz de su vida.
FIN

Texto agregado el 15-02-2008, y leído por 99 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
15-02-2008 esta muy bueno, necesitaba liberarse de la vida disfruto por lo menos de su ultimos dia.. aneillo
 
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