El fruto del amor
Eran tiempos de primavera, las flores despertaban de su sueño invernal, el sol regresaba de su viaje a tierras lejanas, el viento danzaba pasos de ballet, y allí en medio de todo este fulgor se olía el aroma del amor.
Ella transponía su belleza en el jardín, jugaba por el verde césped mientras olía los amarillos girasoles, los rosados geranios o los rojos nardos. Paseaba alegre pero temerosa, había mucho que temer por allí, pero eso era juego de todo los días, parte de su existencia, parte de su vivir, ahora, en primavera, tenia mucho que vivir, tenia que despertar ese deseo juvenil, esa emanación de néctares de quien despierta al amor. Ella en medio de esa obra que es alegría, buscaba a su príncipe azul.
Ellos estaban allí, mirándola a lo lejos, deseándola tener cerca, se peleaban unos y otros por demostrar quien es más varonil, así quien gane esta prueba de macho dominante, tendría el privilegio de llegar a su adorada. El gano y pavoneándose de aquello, no temía ser rechazado, se acerco mas, estando allí a pasos de ella, erguía el cuello y mostraba cuan macho era, ella lo miraba y con rostro de quien no es chica fácil, se alejaba poco a poco, mera situación de cortejo, ambos sabían de aquello, pero sin ausentar ningún punto, seguían el ritual palabra por palabra.
Eh allí una pareja muy dulce y tierna, flor de cariño y adoración, ambos estaban juntos y enredados, haciendo sentir su adhesión.
Fruto de este cariño muy lindo niño nacerá. Ella lo siente, el también, preparados quieren estar para la ocasión.
En su busca de hogar, muchas puertas se les fue cerrada. Hombres muy malos no los querían en su hogar. La pareja muy triste y acongojada no sabían a donde podían ir a parar. El peligro acechaba, ahora aun más.
De pronto una esperanza se les fue abierta, un lindo hogar se pudo vislumbrar. En lo alto muy alto se encontraba, entre tierrita y plantitas se encontraba, era muy bello para los dos.
Ella y su marido manos a la obra se pusieron. Recogiendo paja y hojas secas estuvieron, medio día y el nidito ya estaba hecho. Allí ella se sentó y espero a que nazca el fruto del amor. El iba y venia, trayendo provisiones a su esposa, ella los comía y de cuando en cuando salía a estirar las alas que el destino le concedió. Largas tres semanas la espera actuaba, ambos atentos debían de estar, nada debía permitir que el hijo no nazca, ni las otras aves, ni los hombres sádicos eh insensibles, ni la naturaleza debían de ser capaz de evitar aquel cariño enorme que la madre tenia hacia su retoño.
Al cabo de una mañana la linda niña nació. La pareja muy feliz se puso, ahora tiempo de abrigarla era. De rato en rato se podía ver al pichón, débil, desplumado eh indefenso, así estaba el, preocupado por su madre, aguardaba silencioso en su rincón.
Un día el no vino mas, el silencio se apodero de ella, la preocupación invadió su mente, esperaba a que el regrese, el no regreso.
El hambre se apoderaba de ambos, ella sola no podía realizar todo el quehacer, ¿que abra sido de el?, seguro algún niño desalmado, algún pesticida, o carnívoro en acción.
Ya el desenlace era inevitable, la pobre niña murió, la madre acongojada cobijaba al cadáver frió y en descomposición.
No fue tarea fácil el arrebatarle su hijo a la cuculí. Asustada me miraba, el miedo se percibía por su pecho hinchado por la palpitación. Me fue duro aquello, teniendo en cuenta que ella era mi inquilina Ad honores, mi mascota liberada, mi compañera de noches, mi esperanza de un mundo mejor. Soporto las pintadas de pared de mi departamento, las miradas duras de una vecina atolondrada, el frió de la noche, el calor del verano.
Pobre bella cuculí, espero que encuentre un nuevo amor.Ojala y siga viviendo a pesar de la crudeza de la insensibilidad, del desarraigo del hombre al mundo que los parió.
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