Catorce de Febrero, coincidencia curiosa del destino que mezcla mi cumpleaños con el día de los Enamorados…
Cuando niño ese era un hándicap estupendo. El arma letal de mis seis años. No había novia de mis hermanos que no sucumbiera ante mi comentario. Bastaba decir “ Sabes? Yo nací el día de los enamorados”, y ese torrente de adolescentes enternecidas con el gordito simpático me llevaban con ellas adondequiera que fueran, con hamburguesa y merengada de Tropi Burger incluida. Para mis hermanos también fui su arma secreta, porque llevarme les otorgaba privilegios con mi Papá, y les enaltecía la virtud de tierno hermano mayor, para abrir los corazones (y las extremidades) de las chicas del liceo Key Ayala… Así vivimos, mis hermanos y yo en una simbiosis espectacular los primeros años de mi vida…Obviamente, con el tiempo este comentario fue perdiendo gracia. Pero este día sigue siendo toda una anécdota, una particularidad interesante que me convierte en uno de los pocos mortales que envía flores y escribe una carta cuando celebra su cumpleaños.
A estas alturas, cuando el cumpleaños ya no incluye piñata y cotillón, se pone uno reflexivo y empieza a mirar atrás, a sacar cuentas. Supongo que esto sea un preámbulo de la crisis de los cuarenta (de aquí en adelante lo que falta es el zarcillo en la oreja, el pelo largo y que me dejes comprar la moto). Van 36 años… y a partir de hoy puedo decir que la mitad de mi vida la he pasado contigo. En esta matemática perfecta, en este amor circular que no se sabe cuando empezó ni donde termina, porque se reinventa nuevamente en cada giro. Un conjunto finito que se pierde en el infinito.
Amarte es otro mundo, otra forma de vivir la vida, un viraje de 180 grados que cambió mi ángulo, que antes de ti era definitivamente obtuso. Estoy contigo, y contigo quiero seguir, sembrar mis raíces (cuadradas, cúbicas… todas ellas), encerrados entre los paréntesis de una ecuación que no soporta despeje alguno. Porque somos un número primo, de esos que no aceptan división.
Tú siempre sumas, multiplicas, elevas, das todo… sin dejar residuo alguno. Por eso, además de amarte te admiro mucho, porque eres intensa, siempre al 100%. Siempre dispuesta, sin importar cuantas variables tenga el problema. Y todo lo que das viene impregnado de ti misma, viene bendito por tu marca… Quieres comprobar la operación? Mira a Luna Gabriela, mira a Alí Xavier. Producto notable del amor elevado a una potencia infinitesimal… Hubiese sido imposible encontrar en el mundo una mejor madre para mis hijos.
Tu amor me proyecta, me multiplica la vida. Sin ti soy un número más, racional y ordinario. Un elemento neutro. En cambio, cuando entras en mi plano, me potencio a la máxima expresión, subo y subo, vuelo hacia muy lejos del eje de las X, siempre en positivo…
Números más, números menos, quiero que sepas que no hay cifra que alcance el amor que me haces sentir, que no han inventado calculadora alguna con tantos dígitos, que lo único que quisiera restar es tu falda, despejar tu blusa. Liberar tu desnudez y encontrarme contigo más allá del infinito, donde nisiquiera los números pueden llegar…
Feliz día de mi Cumpleaños, feliz día de los Enamorados… Sigue estudiando, hay que pasar matemáticas… Te amo muchote…
Jairo…
(14 de Febrero de 2008)
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