No sabía qué regalarte y pensé qué me hubiese gustado en tu lugar recibir y me dije:
El mejor regalo es el “RECONOCIMIENTO”.

Muchas veces es necesario reafirmar con palabras lo que se siente con el corazón pues desde él, esto me salió:

Me ha tomado muchos años el poder valorar justamente lo que has hecho por mí, desde mi nacimiento hasta el presente. Ahora lo comprendo. Y no tengo cómo expresarte mi gratitud. Gratitud es sentir que has recibido algo que sabes no podrás pagar jamás. Eso siento por vos. Me has dado mucho: tu nombre limpio y digno, tu ejemplo recto, tu tiempo, tu amor, tu paciencia, tu visión anticipada de un futuro que exige cada vez mejores hombres... y la preparación amplia en campos cultos a la cual vos no tuviste acceso.

Ser padre no es fácil. Nadie te da un manual de instrucciones, y cada hijo es diferente. En tu caso la tarea es doblemente difícil, dada la naturaleza voluble e inquieta de tu hija: si yo misma no me entiendo en ocasiones, ser mi padre no ha de ser nada sencillo. Pero tú has sabido hacerlo de tal forma que no tengo nada que reprocharte. Haz sabido ser el más confiable, constante y presente de todos mis amigos. Haz preparado para mí un futuro luminoso, del cual yo estoy ahora tomando las riendas. Y nos has dado todo lo que es tuyo, incluyéndote a ti mismo.

Te pido hoy que tengas confianza en tu obra: haz sabido hacerme fuerte y hábil, y a distinguir lo bueno de lo malo. Confía en mí. Me diste la vela y el mar: déjame navegar y verás que no te defraudaré.

Ahora quiero que sepas que todo lo que haga, todo lo que logre, hoy o mañana, es gracias a Dios, a vos y a mamá. Y nunca olvidaré cuánto les debo.


No hace mucho tiempo atrás, no podía entender por qué muchas veces estabas nervioso y por qué reías tan poco, pero un día, me tomé el tiempo de observar a tu alrededor, y advertí un mundo desconocido, encontré gente que te exigía mucho y agradecía poco, vi que hablaban mucho y poco comprendían, vi que tenías que convivir día a día con personas tan distintas a vos, que te piden cosas, te exigen tiempo y energías y nada saben lo que es una familia. Y después de ver todo esto, pude entender que a veces no hay nada de que reír, entendí tus estados de ánimo.

Intuyo que muchas veces, te sentís solo, que no podés encontrar el apoyo que vos necesitás, que no sabés hasta qué punto estás haciendo bien las cosas. Y tengo que decirte algo importante: Pa yo te apoyo incondicionalmente en tus actos, nada me importa más que tu felicidad, quiero que encuentres miles de motivos para reír, quiero verte empapado de alegría, quiero que encuentres a cada cosa el lado positivo, quiero que veas la vida con otros ojos, quiero que sepas que sos una de las personas más importantes en mi vida, y que si vos no sos feliz, se me hace imposible, serlo yo.

Muchas veces no estoy de acuerdo con tus palabras, muchas otras podemos discutir, pero ninguna diferencia me va a alejar del sentimiento que tengo para con vos...¡Te quiero con el corazón y el alma!. Sólo te pido un favor, nunca me dejes, por que siento que tengo que seguir conociéndote, que quiero comprenderte cada día más, y quiero ayudarte a que juntos carguemos con todo ese peso que tenés en tus espaldas.

Papi, sos un orgullo para mí, tenés grandes virtudes y eso te lo dejo plasmado en esta poesía:

Quiero contarte algo que se refiere a nosotros dos. Quiero compartir contigo algunas experiencias que viví a tu lado sin que lo supieras, experiencias que de alguna manera apreciaría transmitirle a mi hijo, cuando sea yo quien lo tenga.


.... Cuando pensabas que no te veía, te vi preocuparte por tus familiares sanos y por los enfermos, y así aprendí que todos debemos ayudarnos y cuidarnos unos a otros.

.... Cuando pensabas que no te veía, te vi dar tu tiempo y dinero para ayudar a personas que nada tenían, y aprendí que aquellos que tienen, debemos compartirlo con quienes no tienen.

.... Cuando pensabas que no te veía, te sentí darme un beso por la noche y me sentí amada y segura.

.... Cuando pensabas que no te veía, te vi atender la casa y a todos los que vivimos en ella, y aprendí a cuidar lo que amamos.

.... Cuando pensabas que no te veía, vi cómo cumplías con tus responsabilidades, aún cuando no te sentías bien, y aprendí que debo ser responsable ...

.... Cuando pensabas que no te veía, ví cuidar con empeño de tu mamá, y noté que un padre puede ocuparse de sus cinco hijos, pero sus cinco hijos no pueden ocuparse de un padre, y aprendí que no debemos ser mezquinos con nuestros padres, yo debo ser con vos, como vos fuiste con tu mamá...

.... Cuando pensabas que no te veía, vi tus lágrimas , y entonces aprendí que a veces las cosas duelen, y que está bien llorar.

.... Cuando pensabas que no te veía, vi que yo te importaba y quise ser todo lo que puedo llegar a ser.

.... Cuando pensabas que no te veía, aprendí casi todas las lecciones de la vida que necesito saber para ser una buena persona...

.... Cuando pensabas que no te veía, te vi y quise decir: ¡gracias por todas las cosas que vi, cuando pensabas que no te veía!





















Siempre ocuparás una posición de honor en mi corazón y en mi mente.
Te quiero mucho