¡Ay!, la rabia sube por mi cabeza, coquetea con mis pulmones y estira mis orificios nasales.
Se me hace incontrolable cuando pasa de la mitad, ensancha mis venas inundandolas con un estrepitoso caudal de sangre...
...¡Ay Rabia!...
Texto agregado el 08-04-2004, y leído por 317
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