Durante cierta celebración en Bagdad en el palacio del rey Idjafar en la cual se festejaba la boda de su hija, una hermosa joven de bellos ojos como la luna que alumbraban cualquier salón donde estuviera y hermosos cabellos que caían sobre su pecho, alimentando la curiosidad de cualquier hombre que la contemplase y notara de inmediato su esbelta figura casi perfecta como el cuerpo de un fino caballo pura sangre que hacían recordar los versos del poeta:

"Con sus ojos era capaz de alumbrar más que la luz del sol
y opacar la propia belleza de la luna en las noches de verano.
Resaltaba de entre todas las mujeres sin percatarse de la magnificencia de su ser.
Muero de sed en el mar de la angustia al no poder tocarte, pero tu sola mirada es un oasis extasiante que llena mi triste cuerpo de alegría y felicidad.
Me quemo en el fuego de la desesperación al saber que otros labios son besados por ti, pero la sola luz de tu presencia a mi lado reconforta mi alma.
Solo felicidad deseo para ti, aunque ésta no la encuentres junto a mí, mas caerás en los brazos y brazas de otro hombre que Alá seguramente ha favorecido."

Como es debido esta bella joven se le daría como esposa a un joven de familia importante en Bagdad y poseedor de muchas riquezas y con una belleza casi similar a la de su futura esposa pero con un carácter y educación de un burro lo que hacia insoportable estar a su lado por más de unos minutos. Tras la boda la joven se dirigió al hamman para entregarse purificada a su esposo pero el joven al parecer no conocía el hamman y como burro que era sólo le importaba poseer a la joven y derrumbarle la virginidad que aun tenía. Al llegar el momento de la consumación del matrimonio la joven sintió tal rechazo hacia su esposo que no pudo evitarlo y salió corriendo del palacio sin destino fijo, fue así como tras largos días de caminar llegó hasta un zoco en una ciudad desconocida donde se encontró con un comerciante que al percatarse de su belleza a pesar de sus días de viaje, le ofreció ayuda y lugar donde dormir, la joven le respondió ¡oh! Mi señor yo no te conozco. Pero el comerciante insistió y la bella joven le dijo: entonces accedo a tus buenas intenciones que espero sean tales, iré a tu casa a descansar y apelo a la voluntad de Alá.
Fue así como ambos se fueron a la casa del comerciante que vivía en una alejada casa fuera de la ciudad, cuando llegó a la casa la joven quedo maravillada con las bellezas que poseía el comerciante, bellas alfombras de todos colores y matices de distintos tonos cubrían todo el piso, del techo colgaban lamparas hermosisimas de todos los tamaños, de pronto tres esclavas hermosas y dos eunucos aparecieron para recibir a su amo, éste les dijo: preparad la mejor recepción que podáis ya que hoy por fin ha llegado la persona de la que tanto les he hablado por muchos años, vamos apresuraos y haced lo que ya tenían mandado para este día tan especial. La joven desconcertada le pregunto: oh mi señor dime por favor ¿de qué les has hablado a tus esclavos que no entiendo que está pasando?

Pero en ese momento de su relato Shahrazada vio aparecer la mañana y discreta como siempre se calló

. Oh mi señor dime por favor ¿de qué les has hablado a tus esclavos que no entiendo que está pasando?
Fue así como el comerciante recordó los versos del poeta:
Aquel que aguarda en la fe de Ala que le ha mostrado el camino a través de sus sueños
recibirá la recompensa que le ha sido prometida y con ella la felicidad que merece el creyente más paciente de todos.
En cambio el que ha recibido el don de los sueños y no confía en ellos obtendrá a cambio la frustración de sus anhelos y la maldición de su trabajo no recompensado.
Yo he soñado ya hace muchos años que vendría a mi una joven de belleza única arrancando de aquel que quiso poseerla sin conseguirlo, respondió el comerciante a la joven, y la muchacha le dijo: oh mi señor debo admitir que durante mis días de viaje hasta aquí también recibí esos sueños de los que tú hablas pero incrédula ante tales visiones me entregué a los brazos de otro hombre engañada por los placeres del vino y la lujuria muy arrepentida me encuentro ahora al saber que ese destino que se me mostró en sueños no tardaría en llegar, te pido mi señor que me perdones y me aceptes como tu esposa a pesar de lo que te he contado. El comerciante le dijo entonces: No sabes la tristeza que me has causado solo por eso te perdono la vida y te permito que te vayas tal como viniste, vamos desaparece de mi vista.

Y fue así como el comerciante quedo solo por el resto de sus días sin mas que la presencia y compañía de sus esclavos, en cambio la joven de hermosura sin igual al salir de la ciudad cayo muerta de sed. Por eso te digo rey que no basta que uno cumpla las leyes divinas que Ala ha mandado si nuestra pareja las ha olvidado