Richard visualizo desde lejos, el rostro se esa hermosa muchacha. Ella estaba situada en la entrada del local, formaba parte del protocolo. Para sus adentros pensó que su llamativa sonrisa y su impactante vestido lograban volver loco al más cuerdo. Automáticamente cerró los ojos y percibió que algún día podría tener la dicha de salir con ella, lo deseo con mucho fervor. Su confidente resulto ser un amigo que asistió al sitio con el, que sintió que la ilusión de Richard era un imposible, pero igual el no perdió la esperanza de que sus ojos pudieran verla otra vez en circunstancias diferentes. Richard sabía que Dios otorga las cosas en el momento indicado. Tiempo mas tarde, laborando en la tienda, percibe la entrada de una joven, que no duda en pedirle ayuda. Su sorpresa es tal que su corazón empieza a latir de manera inesperada, siendo ella la única razón aparente. Logro reconocerla y revivió el momento en que la observo por primera vez, al cabo de unos minutos están sumergidos en una conversación muy agradable, que ninguno de los dos quería abandonar. Al llegar el momento de la despedida, el intercambio de números telefónicos no podía faltar, permitiendo abrir la brecha para todo lo que estaba por ocurrir, pero en sus mentes y sus corazones ya eran unos hermosos enamorados.