Que quieres que te diga, que quieres que te cuente
Si me abrumo el pensar en el fin.
Puedo partir y dejarte, suena a egoísmo, suena a no expandir el raciocinio,
suena a materialidad.
El estar frente a un dolor siempre se piensa lo peor, todo se oscurece, entra susto.
Susto a dolores desconocidos, susto a perder lo obtenido, susto a desaparecer.
¿Vale la pena prevenir? Creo que si.
Si nadie educa ni instruye sobre los alimentos.
Tampoco sobre dolores,
Nadie dice oye ya tienes edad suficiente para que te hagas un chequeo.
Pero siempre se fanfarronea:
No a mi no me pasa nada, toda la vida he estado bien, no me entran balas, soy de acero, soy sano, mi abuelo fumo hasta los 90 años.
En fin miles de excusas para una situación real.
Saco a colación este tema debido a que está semana, no, mejor dicho siempre he oído y me impacta las muertes súbitas de personas conocidas.
Llenas de vida, simpáticas, buenos humanos
Pero la vida es así llena de sorpresas. Los terrores son el lado agraz de la existencia.
Los dogmas son los embaucadores del terror, los que aíslan una parte de la realidad.
La muerte es una amiga, indica el término de una etapa, el comienzo de otra.
Uno no se da cuenta cuando está en el vientre de la madre, ni se da cuenta cuando duerme, son procesos naturales como proceso debe ser la expiración.
Tomo un vaso de agua con sal de fruta un par de eructos y el dolor pasa, aaahh que alivio.
Si uno nunca debiera hacer caso a los temores las palabras que hacen escribir.
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