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Extraña Experiencia de Nàmus.



En la oscuridad, casi nada puede verse. Y cuando se te apaga el bombillo; nada ves puesto a que no hay algo más que ver. No sé cuanto tiempo he estado a oscuras; puede ser que haya estado así durante toda mi desdichada vida; y que apenas ahora, es que empiezo a tener consciencia sobre esto. Lo único que puedo sentir; estando a oscuras, es a mi mismo! y pese a estar en la terrible oscuridad; se muy bien que estoy aquí. Puedo escuchar alguno ruidos tales como, los ladridos de los perros de la empresa (Por cierto, olvide darles de comer) y el sonido odioso de la nevera. También puedo oler. Huelo como a especie de vomito asqueante de gato y al mismo tiempo, huelo un olor petrificante como a cadáver de hace ya algunos días. ¿Será esto la continuación, una vez has muerto?, ¿será que cuando uno se muere, puede uno escuchar, oler; hasta mirar, pero no poder moverte?, ¿será la muerte, (si es que lo estuviera), hedionda a mierda; en donde podrías inclusive, oler tu propio cuerpo descompuesto?.Sino fuera así, entonces, ¿Qué es esta extraña sensación que estoy experimentando yo ahora?.Porque hasta donde yo tengo entendido, los muertos ni analizan, razonan y/o piensan.



Recuerdo que estaba hablando por un teléfono fijo que había comprado hace un par de meses atrás. Hablaba con Sharon. Recuerdo también, que ese día era un día espectacular; todo marchaba a todo dar. Recuerdo también que ese día me habrían de pagar mi primer salario desde que había entrado a trabajar en la empresa como vigilante nocturno. Me encontraba mas contento que niño en una confitería; para luego después, todo cambiar y quedar yo a oscuras e inmóvil. Bueno empezare por contarles todo desde el principio, les contare a todos la extraña experiencia que viví en esa ocasión y que no se la deseo a ninguno; ni al peor de mis enemigos. Todo empezó más o menos así: llegue normalmente al trabajo, bajo las horas estipuladas que son doce horas (de 6pm a 6am). Hago normalmente mi rutina de trabajo; como son; encender las luces, recoger cierta basura, barrer la oficina y dar coleto (lo hago porque es allí donde me echo a dormir y no porque me corresponda hacerlo; para eso hay bedeles que deben hacer ese trabajo), verificar los casilleros del locker y así sucesivamente. Me encuentro con mi tocayo Giovanni diciéndome ahora a manera jocosa: “ey, y ya coleteaste con creolina?; porque tu sabes que la creolina espanta a los bichos raros, ja ja ja.”



n No, todavía no!, vos sabéis que eso no me corresponde a mi sino al que limpia acá y…



n -- Bueno vos sabéis, replico él automáticamente: uno nunca sabe… y se echo a reír de forma cínica.





No le preste mas atención; es decir, lo esquive; mientras me dirigía a abrir la válvula del agua del tanque y mayor fue mi sorpresa cuando metí mi mano para abrir la bendita válvula: “una maldita mapanare enrollada por debajo de la válvula. Saque inmediatamente la mano de ahí; en menos de lo que canta un gallo, y me la revise enseguida. Andaba cagado de miedo! Fui inmediatamente hasta donde estaba el tocayo y yo, todo alterado, nerviosamente le dije con respiración entre cortada: “viejo, jaaa, hay una bicha grande, y muy grande allá”



n Que? Respondió él todo confundido por el giro de la situación.

n Una mapanare mollejua, coño! Le grite con pánico.

n Vergaciòn!, y ¿donde esta esa bicha pa` matarla ya mismito?

n Allá en la válvula que abre el agua del tanque!. Le respondí medio aguebuliado.

n Vamonos ya mismo pa` allá, pero eso si agarra ese machete que esta ahí y te venís conmigo. Ya la vamos a liquidar a esa condenada bicha.



Nos fuimos el tocayo y yo. Yo con el machete en mano y él solamente llevaba unos guantes puestos (guantes con los que él trabaja para la empresa. El es uno de los obreros de la compañía). Al fin llegamos al sitio y yo mientras tanto iba pensando que tal vez la condenada culebra ya no estaría ahí e iba yo a quedar en ridículo delante de mi compañero de trabajo y tocayo. El tocayo abrió la tapa cobertor que protege la válvula y al abrirla, semejante sorpresa! La bicha estaba ahí pero, había mas culebritas alrededor; que es lo peor del caso, estaba paria, la condenada. El logro sacarla con un gancho que consiguió por ahí cerca, lo doblo y la saco. Me mando a que buscara veneno adentro de la oficina. Fui y vine y al regresar, el tocayo ya la había matado con un pedazo de bloque por la cabeza.



n A estas bichas las matas por la cabeza, ¿me oistes?. Así me dijo el tocayo.

n Si, si ya lo entiendo, aja pero ¿y las demás?

n A las demás bichitas, las matamos con el veneno que te mande a traer! Esas son inofensivas todavía. Tuviste mucha suerte que no te picara y fue porque había mudado el cuero, la muy condenada! Cuando mudan el cuero, andan como bobas e idiotizadas… por eso no te pico, la muy hija e` puta esa!

n De la que me salve tocayo. Dije todo atónito, sin salir del asombro todavía.

n Eso no es nada! en mi casa la otra vez, se había metido una coral por el cielo raso y no hallaba manera de sacarla. Tuve que salirme de la casa y la muy condenada se fue sola; así como vino, se fue. A un amigo mío también, le pico una mapanare y después que le pico, de la arrechera que agarro, la jalo con las dos manos y la partió en dos por la mitad. Estuvo hospitalizado en el hospital por mes y medio. Andaba todo hinchadote, parecía como si tuviera elefantiasis; pero era el veneno de la muy condenada.

n Vergaciòn!, dije con voz ya calmada.



La culebra la envolvimos envuelta en papel periódico, al igual que las demás bichitas. La metimos en una bolsa de papel y después, la tiramos al terreno abandonado de al lado de la empresa; pa` que la comieran los zamuros que rodeaban por ahí.



n Hay que tener mucho cuidado por aquí y vos que te gusta echarte en el suelo pa` dormir… tenéis que estar moscas. Dijome el tocayo. Yo solamente me limitaba a escucharlo y también tragaba saliva; mientras escuchaba sus asombrosas historias.



Llego el momento de la verdad!. El momento donde todos se iban y quedaba yo solito en la empresa. Juro por dios, que esperaba a que el tiempo se detuviera y no continuara; para no tener que quedarme solo, quizás, no tan solo del todo; a lo mejor, bien acompañado sin yo saberlo, acompañado con otros bichos raros mas que podían haber por ahí…



Beltrán (jefe y supervisor de la empresa), se despidió de mí, de una forma sátira y burlona, diciéndome: -- tenéis que tener cuidado con esas bichas, ja ja ja; al parecer, todas las bichas te persiguen, Cúa Cúa Cúa; mira por debajo de la cama, a lo mejor, te consigues con otra, ja ja ja. Me quede solo y cerré la puerta principal del galpón. Estaba adentro y medio seguro ahí adentro. Aunque al parecer, ya habían salido bichas ahí adentro también; muy en especial, en el comedor que es donde yo me echo a dormir. Olvide el asunto de cuajo! Y me dispuse a leer un rato a ver si se me pasaba la paranoia que tenia. Veía bichas por todas partes; al menos eso creía. Hay una culebra en el baño, no, no, es mi imaginación. Hay una mapanare colgando del techo, no, no, es mi imaginación otra vez. Rayos estaba harto ya! O me tranquilizaba un poco y dejaba de ver bichas por doquier o me moría infartado como un imbecil ahí mismo. Continué con el libro que estoy leyendo. Estoy leyendo a Stephen King en “Todo es Eventual”; es una colección de 14 cuentos oscuros. La ironía más grande es que estando paranoico y al mismo tiempo, leyendo cuentos de misterios y supuesto miedo. ¡Que vainas!, ¿no?; es como el que tiene miedo a volar en avión y le colocan films de aviones estrellándose y/o accidentes aéreos. En vez yo de leer poesías, cuentos amenos, no, no, tenia que leer cuentos que daban miedo; según Stephen king. Miedo era en verdad, la maldita culebra que pudo haberme picado y no me pico. Eso si era un cuento de verdadero terror puro; al menos, para mi lo era. Estaba entonces, leyéndome el cuento de la autopsia numero cuatro y después, leí el cuento de la moneda de la suerte y luego montado en la bala, por el mismo autor. Sonó de repente el teléfono en ese instante; pero decidí no responder. A veces me llaman solo para fastidiarme y en ese momento estaba sumamente concentrado en la lectura que leía, a ver si me pasaba un poco el miedo que tenia. Sonó el teléfono por segunda vez; pero tampoco decidí contestarlo.



Por la distracción de la segunda llamada; el cual no conteste, saque del bolso que traía conmigo, una botella de Whisky caleta (escondida) que traía conmigo. Lave un vaso, saque hielo y me serví un trago a las rocas de buen whisky fino escoses: jhonnie Walker. Retome nuevamente la lectura que estaba sumamente interesante, ya iba por la pagina numero 64. Se terminó el trago y me serví otro inmediatamente, después, otro trago y así sucesivamente. No puedo dejar pasar por alto, que entre trago y trago, daba una vueltecita, a ver si no veía otra bicha de esas y me fuera a picar. Ya cuando iba por el trago número 8 y pagina del libro de Stephen King número 112; andaba mareado por el alcohol ingerido. Volvió a sonar el puto teléfono. Esta vez, sí decidí contestar, solamente para saber quien coño jodia a las 10:30 de la noche. Era sharon. Sharon es una vieja amiga que conocí por equivocación en unos de esos Chats por Internet de mala muerte. En fin, nos conocimos e hicimos una buena amistad. Nada de sexo o algo por el estilo, solamente una amistad y nada mas. Hablamos por un rato; cuando de pronto, sentí algo caliente que subía por mis venas, desde mi pierna izquierda, hasta mis caderas. Sentí como mi pierna se quemaba literalmente. Ardía como llama de soplete y ahora, me subía de las caderas hasta el pecho. No pude contenerme mas y dejé caer la bocina del teléfono; mientras escuchaba del otro lado de la bocina del teléfono, la voz entupida de sharon; diciéndome: ¿alo?, ¿alo?, ¿Giovanni, estas ahí?. Si, coño, claro que estoy aquí; solo que no se que coño esta pasándome.¿Será que volvió a subirme la tensión arterial?, ¿será que estoy borracho ya? ò ¿es que me pico una de esas bichas mientras estaba hablando distraído por el puto teléfono con sharon?. De verdad verdad, no sé que fue lo que me ocurrió; (bueno, al final, si supe con exactitud que fue lo que me paso realmente, pero no se los contare hasta terminar con la historia); lo único que si se, es que caí tendido y/o templado como un pedazo de plomo; y no caí al piso, sino que caí encima del mesón donde uno come y que de paso, me dio tiempo de acomodarme bien!.Ahí por lo menos, estaría protegido de los bichos, mucho más, que en el propio suelo. Recuerdo que quede inmóvil, inútil, paralizado completamente, con mis dos ojos bien abiertos (al principio, después habría quedado a oscuras por completo), mirando la lámpara de luz del techo fijamente; que por cierto es la misma que la usan los hospitales. No podía hacer absolutamente nada; solo mirar, oler, sentir y oír, por los momentos. Algo ardía en mi interior; como volcán a punto de erupcionar y estaba totalmente inmovilizado. De reojo, pude notar que la botella de whisky se había partido al caer al suelo y me dije a mi mismo: “Mañana recogeré los vidrios partidos de la botella y todo el desastre que había hecho, por lo ocurrido. Note que la lámpara de luz en el techo, era similar a las lámparas de los hospitales, y eso me erizaba la piel; también, logre percatarme que había un bichito chiquito volando alrededor de mi y por todo el comedor (un insecto diminuto y a la vez extraño; al menos para mi), insecto del tamaño de una mosca drosophila melanogaster (mosca de frutas); pero de aspecto diabólico y zumbido aterrorizante. Me pregunte en mi mente: ¿Qué será eso raro que jamás en mi desdichada vida había visto?. Lo cierto es que ese insecto de aspecto diabólico, volaba alrededor de mí zumbando una y otra vez. No paraba de darme círculos alrededor de mi cuerpo y yo sin poder hacer nada; puesto a que estaba tendido sobre el mesón; como un muerto cuando lo van a preparar en el pabellón forense. Solo miraba pero no podía siquiera hablar; debo enfatizar que mi vista se tornaba borrosa cada vez más; hasta que llego el momento que quede ciego; es decir, a oscuras. Recuerdo que empecé a echar espuma por la boca.



Así pasé varias horas, mirando fijamente la lámpara de luz parecida a la de los hospitales; mientras iba perdiendo la vista progresivamente; y quizás otros sentidos también. No puedo determinar cuantas horas hallan pasado, pero lo que si sé es que han pasado algunas horas. De pronto, todo el escenario cambio. Si, todo el escenario cambió, como por arte de magia. Ya no me encontraba tendido en el mesón del comedor de la empresa donde trabajo actualmente; sino que me encontraba tendido en una camilla echado como un muerto en un hospital rural, totalmente desconocido por mí. Entonces me pregunté a mi mismo: ¿Quién me habría de traerme para acá, si yo estaba era tendido en aquel mesón de la compañía?, ¿Cómo habrían echo para pasar dentro del galpón, si yo era el único que tenia las llaves y estaba completamente encerrado ahí adentro?, ¿Cómo se habrían dado cuenta, que yo estaba pasando por una situación de emergencia; si yo no había tenido tiempo de comunicarle a alguien mas?. El hecho era que mil ideas retumbaban mi mente; todas al mismo tiempo y no encontraba respuestas satisfactorias, mi ideas chocaban unas a otras como cometas enfurecidos contra planetas. Todo esta tan oscuro, turbio y confuso acá. De pronto estaba en el masón del comedor donde trabajo y ahora resulta ser que misteriosamente me encuentro en una de esas camillas de un pobre hospital de pueblo. Trato de moverme pero todo es inútil, no puedo si quiera mover un solo dedo de la mano como tampoco puedo gritar para quejarme; todo es vano y fatuo por acá. Lo único que puedo hacer es tan solo mirar, oír y oler (por cierto huele a caucho quemado por acá o especie de hule y/o elástica quemada), logro escuchar voces que se aproximan hacia donde yo me encuentro.
Afino mí oído un poco más y logro escuchar voces desde lejos que se aproximan hacia donde estoy yo. Creo escuchar una voz de mujer que dice: --



¿Cuánto tiempo habrá pasado?

- Como dos horas y media, desde que lo trajeron para acá. Dice otra voz masculina.



A lo mejor, estén hablando de mi; o tal vez, no escuche bien y creí haber escuchado que hablaban de mi. A mi mente vienen millares de preguntas e imágenes, todas al mismo tiempo. Colapsan unas con otras; todas al mismo tiempo. Eso, hace que me duela la cabeza; y si estuviera muerto, no me dolería nada, absolutamente, nada; por lo menos, eso creo y también, así lo espero.



No debería estar acá, pasando por esta situación, en este hospital de mal agüero; al contrario, debería estar en mi jornada de horas laborales; los cuales son doce horas de trabajo en total. Pero, ¿Cómo voy a estarlo, sino puedo tan solo mover un maldito dedo de mi cuerpo?, de que estoy ¡inmóvil como borrego asustado a medio morir!.



Ahora logro escuchar con más atención. Creo que se aproximan hasta donde me encuentro. Si, en efecto, ellos ya están aquí, y están aquí para analizarme, o al menos, eso pienso. Trato de identificarlos, pero tienen sus rostros cubiertos y no puedo distinguirles bien, sus caras de matasanos; además, tienen puesto el nasal y el tapaboca, como si fueran a operarme o algo por el estilo. De pronto, uno de ellos, empieza a hablar como en un idioma extraño, no logro comprender absolutamente nada lo que dice. Lo que si me doy cuenta es que uno de ellos, le comunica a otra: “llévatelo de aquí y ponlo junto a los otros en la sala numero 3.” Así mismo fue, solamente podía sentir como me empujaban en la camilla hacia el sitio donde le ordenaron llevarme. Sentía frío y miedo al mismo tiempo, es mas solamente llevaba puesto una bata blanca; me habían despojado de mis ropas y ni siquiera, me había percatado de en que momento, me habían desnudado y puesto esta estupida bata blanca. Al llegar a la sala de partos, digo a la sala numero 3 (digo sala de partos porque eso era lo que parecía, una sala donde ponen a las mujeres a parir). Me deja solo por un instante y decido esforzarme por moverme o por lo menos hablar. Nada en lo absoluto, no puedo. Estoy paralizado como momia Me encuentro como muerto en vida, como si estuviera vegetal; sin poder decir y/o manifestar lo que verdaderamente siento. Solo me dedico a escuchar y ahora, escucho un ¡ssshhh! y también un ¡uhmmm!; me contesto a mi mismo: “¡verga, la culebra otra vez!” y quede estupefacto. La culebra no quedó satisfecha y ahora viene por venganza a terminar por destruir lo poco que queda de mi.



Ahora, logro escuchar voces nuevamente, pero esta vez, a todo lo largo del pasillo de afuera de la sala, escucho como alguien dice la siguiente frase: “soeces, soeces, soeces, soeces y solamente dice eso. Tal vez sea otro paciente adyacente a mi o tal vez sean ideas mías; pero no lo creo, porque tengo buenos oídos y buen olfato como también buena vista (acá puedo ver con brillantez perfecta, donde mi vista estaba borrosa y confusa; era allá en el mesón del comedor donde yo trabajo); por eso que, tengo mis sentidos bien puestos. Eso no me falla, no me falla en lo absoluto. Al rato como a la hora, siento que se aproximan a mí. En efecto eran los “doctores”, que ahora me rodean por toda la camilla. Están como 8 doctores analizándome y todos ellos, haciendo círculos alrededor de la camilla. Alcanzo a escuchar una voz femenina que dice: “¿esta listo doctor para la operación?; entonces fue donde me preguntaba a mi mismo: ¿pero que operación y que operación de 8 cuartos si yo no tengo nada?.



Recuerdo como me insertaban el escarpelo alrededor de mis ojos y cortaban solo los bordes de mis ojos; así como cuando rebanan las aceituna para hacer pizza. Era extraño pero yo juraba que estaba en mi ambiente de trabajo y no en el quirófano de un hospital. Quizás, este muerto ya y solo se trate de que estoy imaginando cosas. Uno no sabe que es verdaderamente lo que ocurre cuando uno muere. De todas maneras, es difícil e incomoda esta situación. Verdaderamente es el infierno y no es cuento para nada. ¡Coño, si tan solo me dejaran el maldito ojo tranquilo y se dedicaran a revisarme el cuerpo; se darían cuenta de una buena vez que algo me pico y que no tengo nada en mis ojos u oídos u otra parte de mi maldito cuerpo!. Me sacaron el termómetro del culo. Creo que estaban a punto ya de echarme cuchillo. ¡Estos doctores de mierda! Cada día saben menos y lo peor del caso, es que vienen a experimentar conmigo como si yo fuera un hámster de laboratorio. Yo me siento muy bien a excepción de estar inútil atrapado en este cuerpo casi inerte! Enseguida van operarme y yo no se de que me van operar estos bichos!; yo no tengo nada, pero no se como hacérselo entender a ellos; sino puedo ni siquiera decir la letra “A”. Lo que si puedo sentir es que uno de esos doctores, empieza a echarme manos por todas partes. La doctora me mete el termómetro por el culo y otro de los que ahí estaban, empieza a jugar con mis bolas; espero que sea una doctora y no un doctor. ¿Cómo hago para explicarles a esta gente que no tengo nada de que operarme, solamente, deben revisar es mi pierna izquierda que es allí donde sentí el ardor por primera vez; cuando estaba en el comedor y que a lo mejor, podrían ver la marca de mordedura de la bicha que me pico!. Los “doctores”; insistían en seguir revisándome todo, absolutamente todo. Unos de los doctores revisa ahora mi boca, mis oídos, mis uñas que por cierto las tengo sucias, mi ombligo; y yo con las ansias de decirle que no tenia nada ahí y que se dedicara a revisar mi maldita pierna izquierda, pero ni siquiera balbuceaba una palabra. Seguimos así por casi dos horas más; hasta que por fin, uno de los doctores, decidió revisar mi maldita pierna. Oh, gracias al señor!, Por fin podrán estos imbeciles ver la picadura de la bicha y así no tendrán que operarme; al fin estos matasanos, aprenderán de una buena vez!; ya no tendrán que operarme y que de “apendicitis” o algo al parecer, escuche de uno de ellos. Lo más curioso fue que cuando me vieron la pierna, notaron efectivamente que tenia ahí la picadura, pero uno de ellos, se quito toda la mascara y comenzó a chuparme esa por toda esa área donde me había picado la supuesta bicha. Entonces les grité pero solo la voz se escuchaba en mi mente: ¡eso tenían que habérmelo hecho antes, inútiles! y no ahora después de burro muerto, ¡cuerda de larvas ambulantes!.No alcance desde acá (de esta posición de la camilla), verle la cara al muy condenado o condenada enfermo o enferma. Al rato, se acercan todos hacia mi cara; mientras el otro u otra, continuaba chupándome esa área. Vi como se quitaban las mascaras lentamente (como para que yo me diera cuenta de cómo eran ellos) y mi mayor sorpresa, que casi me muero del susto ahí, me cague encima; fue que no tenia rostros humanos. Maldita sea me dije, ¿que es lo que esta pasando aquí? Tenían aspectos como de moscas o insectos; parecían alienígenas extraterrestres; como en los hombres de negro; no eran humanos, de eso estaba seguro. Eran una especie de monstruos con imagen y apariencia de moscas, insectos y saltamontes al mismo tiempo. Cuando todos acercaron sus feos rostros hacia mí, y notaba que no venían a darme un feliz año nuevo; sino más bien, venían como a chuparme la cara, así como lo estaba haciendo el otro u otra en mi pierna; resulta que ser que me encontraba nuevamente tendido en el mesón del comedor de la empresa. No podía moverme del todo; pero empezaba ya por mover los dedos de la mano. Que horrible experiencia tuve con los doctores alienígenas del quirófano de aquel hospital; menos mal que solamente fue un mal sueño, una horrible pesadilla. Todo producto de mi imaginación, debido a la picadura de la bicha; pero entonces, me preguntaba a mi mismo; ¿será la picadura de la bicha también producto de mi imaginación?. Cuando lentamente por fin logro moverme, reviso inmediatamente mi pierna y no tengo absolutamente nada. Miro alrededor y veo que el teléfono sigue descolgado tirado en el suelo, los vidrios de la botella partida regados por doquier, los papeles tirados al suelo; en fin todo un desastre. Miro hacia arriba y noto la lámpara parecida a la del hospital, me digo entonces: ¡ya comprendo porque imagine todo lo del hospital!; por la lámpara. Mi cerebro había hechome creer todo aquello, como mecanismo de defensa producto no del alcohol que había tomado, no y mil veces no!; sino de la picadura de la bicha y estoy seguro que la picadura no fue imaginación; porque lo sentí. El hecho es que cuando reviso bien mis piernas, mi abdomen, mi cara, mis brazos, no consigo picadura alguna de ninguna bicha por ninguna parte de mi cuerpo; maldición!: ¿habré también imaginado la picadura de la bicha y que todo fue una horrible pesadilla, producto de tanto alcohol que tome?. De verdad verdad, no lo creo así. Al revisar todo el sitio, no encontré ninguna bicha por ninguna parte. Recogí y limpie todo el comedor y nada extraño había conseguido. Revise nuevamente mi cuerpo por todas partes buscando la picada de la bicha y tampoco había conseguido picadura alguna. Pero algo curioso ocurrió entonces, cuando me disponía a sentarme en una de las banquetas del comedor para colgar y volver a llamar a sharon (y pedirle disculpas por lo del corte), apoyo mis codos en la mesa; y al apoyarlos, siento que algo me duele en el codo del brazo derecho. Volteo el codo para verme y ¡Bingo!; era allí donde tenia una popora roja; como si algo me había picado ahí. No era ni cortada, ni espinilla, ni callos, ni nada por el estilo; en verdad era una picada; pero no era de culebra; sino era de otra cosa. Es mas, podía notar que todavía tenía allí como especie de un diminuto aguijón incrustado en mi codo. Me lo saque como pude y seguí sorprendido mirando la popora roja que tenia ahí en el codo. ¿Qué es lo que me habría picado entonces?, no habían serpientes ahí; y al parecer, ningún otro animal; ¿seria alguna avispa o abeja? No, no puede ser, allí no habían ni avispas como tampoco abejas. Cuando ya casi me rendía (sin poder responder el misterio), y me disponía a dejar de pensar sobre el asunto; logre alzar mi mirada y nuevamente pude ver a ese bichito chiquito volando alrededor de mi. Bichito chico, parecida a una mosca pequeña de frutas, pero esta tenia cara de diablos; la misma que tenían los “doctores alienígenas” que iban a operarme allá en el hospital rural donde me encontraba o creía encontrarme.



El veneno producto por la picada del insecto, nunca pudo ser encontrada en mi organismo. El veneno toxico fue depurado misteriosamente de mi organismo; quizás, la habría orinado, sudado y/o defecado o quizás, tal vez, aquellos misteriosos doctores alienígenas, me habrían desintoxicado de aquel veneno toxico; no lo sé. En mi vida, yo había visto diversos animalitos extraños y raros; pero ninguno como el “Wung – Tso – Die”. Por lo visto, este insecto, extraño al menos para mi, tiene la capacidad de hacer que la persona o animal afectado(a), quede en estado de letargo, ensueños; sin que la persona pierda el juicio racional absoluto; pero queda inmovilizado parcialmente. La persona puede estar allí en sus cabales; pero no puede ni hablar, como tampoco moverse. Solamente la persona u animal afectado(a) por este insecto, queda como en estado de letargo momentáneo; por lo menos un par de horas. Los chinos de la empresa al escuchar mi historia, quedaron impresionados por el hecho ocurrido; debido a que ellos creían que este insecto ya había desaparecido para siempre sobre la faz de la tierra; pero al parecer, no esta extinto del todo. El insecto proveniente de china, indudablemente, también viajo desde china junto con los chinos, hasta acá; en alguna de las cajas y/o gabinetes que los chinos habían traído. Este insecto usa el veneno (como mecanismo de defensa), para protegerse de otras especies que atenten contra su existencia; dejándoles parcialmente inutilizados y ensueños, de esta forma, ellos puedan escapar de sus victimarios.



Namus.



“Dedicado muy en especial en honor a Stephen King y sus cuentos oscuros”.

Texto agregado el 13-02-2008, y leído por 129 visitantes. (0 votos)


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