NO ENTENDEMOS NADA

La niña cumplìa diez años, y los padres querìan darle una gran fiesta de cumpleaños.
Muchos amiguitos, mucha comida, un lindo salòn, globos, matracas, payasos, magos.
Un mes antes ya habìan comenzado a invitar compañeritos de escuela, primos, parientes lejanos,vecinos y hasta niños casi desconocidos pero que darìan la sensaciòn de colmar el lugar.
El tema esencial era la torta, habìa que calcular por lo menos una de 200 porciones.
Le presentaron a la niña, cientos de motivos para la misma, con muñecos, bailarines,personajes de ficciòn, pero ella querìa con la cara de su mamà y su papà.
Gran problema, los reposteros no se creìan capaces de tal hazaña, era imposible para ellos reproducir el rostro de los progenitores.
Sòlo habìa uno capaz de tal cosa, pero vivìa muy lejos y su labor era muy cara.
Los padres de la niña sin pensarlo dos veces, llamaron a tal artesano sin medir ni retacear los gastos.
La torta quedò espectacular. Serìa la vedette de la noche y todos estarìan sorprendidos y acaso envidiosos de tal suceso.
Comenzaron los cantos, los magos, los titeres y los juegos de todo tipo, pero todos esperaban con ansiedad el momento de cortar la torta.
Los esposos Gutierrez, padres de la niña, no podìan esperar màs el momento en que, ellos pensaban, se iba a escuchar un ohhhhh!!!!! de admiraciòn al aparecer tan bella obra de arte encima de la mesa central.
Y entre los dos, trataron de acortar los actos de los artistas, diciendole a los magos que no hicieran tal o cual cosa, o a los titiriteros que ya estaba bien con lo que habian hecho.
A los niños les aconsejaban que pidieran la torta, y a los padres que ya se estaba haciendo demasiado tarde para sus hijos.
Y al fin llegò el momento tan esperado, de una puerta lateral entro una pareja de mozos con una bandeja monumental, tapada con un lienzo color verde ingles, solo faltaban las trompetas y cualquiera dirìa que esperaban a las reina de Inglaterra.
Los ojos de todos miraban aquella escena casi irreal, y los padres de la niña, no podìan ocultar su inmodestia.
Corrieron el lienzo y la torta quedò al descubierto.
Se veìa muy sabrosa y todos querìan probarla, a lo que la señora Gutierrez tomò la pala de cortar y cual genio de la cirugìa, se dispuso a trozarla.
En ese momento se escucha un grito: NO, mamà, que se vayan todos, ya se terminò la fiesta.