Armonía carmesí. Remolinos, fuentes y humedad. Cálida pero a la vez sin vida se ve desde mi ventana. Parece que el artista en la habitación del otro edificio está obsesionado con su obra. Sí, así es, no deja de pintar, no ha parado a pesar que su obra estaba terminada desde el principio. La combinación que usa es impresionante, los colores tienen en base al mismo. Solo combina con pequeños toques blancos y rosados. Todos cubiertos en cierta parte por los esmeraldas y colorados.
Cada acción y tinte derramado asfixia mi garganta al ver lo único y original de su arte. Miré nuevamente, no me dieron ganas de comunicarle a alguien más sobre ello y que pudiera darle su punto de vista al hombre del otro edificio. Tan inaudito era su trabajo que merecía la crítica de un experto. Claro, como crítico he de saber que la pintura usada fundamenta la creación. En este caso el rojo está bien fundamentado. Lo ha usado en la situación más apta. Ha derivado ese color en múltiples armónicos de locura, sadismo e ira. Agresividad es lo más esencial después del color, pero de todos modos ambos se relacionan.
El pequeño contraste en ella es el uso de pocos colores que agrega, el blanco y el rosado que al pasar el tiempo va llenándose de un blanco o un rojo que se escurre. Y lo que antes era una simetría hermosa, ahora está partida en seis.
Seis. Hasta en ese punto ha acertado este artista. Tal número me recuerda miedos e historias del inframundo. Cuentos de un ser maligno pintado por muchas culturas con el color principal del hombre a seis metros de mí. El número al traer el significado de maldad me lleva a pensar en lo oscuro.
Cada vez más asombroso. La oscuridad lleva al miedo y por supuesto relaciona a la muerte. Otro tema más a su obra. He visto varios pero no se cual sea el principal. ¿La muerte, violencia, locura? Todos encajan ahí pero cuál será el que determine su verdadero fin. Será el reflejo de la humanidad hoy en día. O simplemente una obsesión por el arte, o quizás el humanismo llevado a los más sofocante y horroroso.
Vaya sentimientos y temas los que transmite. Inclusive le admiro la manera en que se mueve. No él sino el material donde plasmó todo esto. Parece ser simple locura, ha dejado su firma e identidad en ella. ¡Horrible! ¡Desagradable! Bueno, por lo menos a simple vista, a simple moral. Pero en realidad es hermoso, es de lo más sublime como cada detalle que agrega lleva a mi mente a diversos temas y cómo van entrando perfectamente en ella.
—Terminé—creo que eso dicen sus labios.
No puede ser, lo ha arruinado, necesita más. Aún puede crear algo mejor. ¿Cómo es posible que haya terminado?
—¡Sí! ¡ Perfecto! —ha empezado a saltar alrededor de lo que para mí ha arruinado al dejarlo sin terminar.
Una llamada y esto puede arreglarse. Solo necesito de tiempo y una fotografía a lo que arreglará todo esto.
Diez minutos después cuando el artista seguía riendo por haber terminado, él volteó a la ventana y vio mi sonrisa. Aplaudí y con mi flash capté su expresión de miedo. Parece que nunca antes había hecho algo así y por eso se siente culpable. De inmediato tres hombres uniformados entran, tratan de ponerle esposas y entre disparos y más tintes rojos he tomado la foto que ha captado ese arte humano.
|