Las ramas de los árboles entorpecían mi caminar y lentamente sentí como todo el bosque me atrapaba en un remoto camino. ¿A donde vamos? – Pregunto mi mejor noble – no lo sé, lo dije con vos sombría y temblorosa. ¿Por qué llegamos hasta acá?, me pregunto de nuevo, como si yo supiera la realidad en la que nos hallábamos inmersos. – Le respondí – Amigo mío tuve un sueño en donde se divisaba un tesoro cerca de estos terrenos y la verdad mi intuición es la que me ha traído hasta este lugar.

-¿Qué tesoro mi lord? ¿Acaso la fortuna y el saber que es heredero del Rey no es suficiente para su grandeza mi señor?- no es eso, - le replique mirando entre los árboles con cautela- ¿entonces??? - calla, calla, hay está lo que busco- le dije con una voz que escasamente le llegó a los oídos de mi sirviente-.

-¿Qué es eso? Me dijo, y abriendo los árboles con sutileza, la mire y era ella, estaba allí bañándose con perfume en un pequeño poso. ¡Que mujer más bella! Le dije a mi noble mientras le tapaba los ojos para que no mirara la hermosura de una bella virgen. Ese es mi tesoro, - le dije creyendo que los sueños se hacían realidad – y ahora qué, me pregunto mi pequeño amigo acomodándose su túnica. El único consejo que pude darle, fue que regresará al castillo, mientras que en mi regocijo solo pensaba en acercármele y decirle que días atrás había tenido sueños en los que ella aparecía con su mirada cautivadora y que sus largos cabellos eran tesoros para mí.

-¡Nada de eso! Quiero estar aquí mi lord, para que yo sea la persona que lo aguarde en momentos angustiosos, además tiene que reconocer mi señor que estos son territorios desconocidos y quizás pueda salir un enano o un pequeño elfo, criaturas que como usted bien sabe no son muy amistosas y mucho menos con la realeza y pensándolo bien mi poseedor, esta bella dama no creo que sepa que usted es el príncipe heredero y posiblemente la espante mi amo… No lo creo, he visto este lugar en mis sueños y se todo lo que va a suceder, por lo menos eso creo - le respondí acercándome lentamente a ella – vete, márchate al castillo. Y en presencia de aquella doncella, mi noble se marchó, haciendo gestos desagradables. Aguarde un tiempo… y cuando me di cuenta que ella y yo estábamos completamente solos en aquel lugar que yo creí conocer, me acerque lentamente y como si fuera presa de un trance le pregunte - ¿como os llamáis? – Y no me contestó, - ¿por qué tal belleza está aquí en un lugar tan alejado del reino? – y no dio lugar a mis interrogantes.

De repente ella me miro cual si yo fuera su amor y en medio de aquel silencio me comenzó a besar, yo sin embargo conseguí lo que había querido, amarla así sea por un instante, y después de un largo lapso en donde no importo el nombre de ella ni mi corona, ni siquiera el saber que alrededor hubieran lobos asechándonos, abrí los ojos para contemplarla en afonía, de repente ella se revistió y sin impórtale lo que había ocurrido se marchó con una lagrima corriendo por sus hermosas mejillas…


En ese momento desperté de un profundo letargo y viviendo casi el recuerdo de ese sueño, me preguntó mi noble, ¿soñó nuevamente con ella mi lord? Y mirando el retrato de mi difunta esposa le respondí: ¡si querido amigo! Si…