Hace más o menos diez años existió un pueblo llamado COLORES donde vivía una niña muy especial llamada Luz, con su madrastra quien la odiaba y la sometía a maltratos y trabajos pesados.
Pero Luz era tierna, cálida, obediente y además de todos estos calificativos tenía una pasión: las mariposas, soñaba con ese mundo de jugar entre las flores, lucir el esplendor de esas frágiles pero muy coloridas alas, vivir en un mundo fantástico donde pudiera disfrutar su niñez.
Fue así como un día se le ocurrió transformarse en uno de sus insectos amados. Sueño imposible, pero sueño al fin. Tuvo la mala idea de comentárselo a su madrastra quien respondió a los gritos diciendo que eso era imposible y que nunca iba a dejar de pertenecerle. Pero Luz seguía insistiendo con que iba a lograrlo, hasta que la mujer la agarró de un brazo y la arrastro hasta encerrarla en una jaula gigante que había en el sótano.
La niña pasó dos semanas encerrada hasta que una mañana sucedió lo imposible: miles de millones de mariposas mágicas llegaron a ese oscuro lugar. Luz las observo indiferente pensando que por ella nada podrían hacer. Pero estas frágiles criaturas se unieron aplicando toda su magia en la niña y en un parpadear, Luz era una más de ellas, al ver su sueño cumplido escapó de la jaula y voló hacia la habitación de su madrastra la que continuaba durmiendo. La despertó, bien despierta y le dijo: _ mamá soy Luz, ahora una mariposa, fue como te dije “NI LAS REJAS PUEDEN ENCARCELAR LOS SUEÑOS”