Érase una vez un árbol, el cual estaba seco. Pues la Lluvia, no se había apiadado de él, y había dejado de mojarlo con sus gotas llenas de vida.
El árbol, cansado de esperar el agua, se resignó. Y se fue dejando morir lentamente. Hasta que un día, un colibrí hambrineto se le acercó, y contemplándolo en su tristeza le dijo:
- ¿Acaso te has cansado de esperar la Lluvia?
Y el árbol le conterstó:
- Tú lo has dicho. La muy desgraciada me ha estado torturando, sin darme vida. Ahora ya me he resignado, y estoy aguardando la muerte.
El colibrí, pensativo, se quedó mirándolo por un rato hasta que le habló:
- ¿Y la esperanza? ¿No has pensado en ello? Aún te queda una hoja verde en la punta de una de tus ramas.
- Ya me he dado cuenta. Esa hoja pronto se caerá, llenandome de tristeza.
- ¿Sabes algo? Yo creo que esa hoja, es la desencadenante de felicidad. Piensa en positivo. Has estado gastando tu tiempo pensando en que pronto morirías, resignándote a seguri viviendo. Cuando podrías haber estado concentrado en la vida, en que si reunías fuerzas, podrías esperar a la Lluvia...
Ese mismo día, el árbol podría haberse secado del todo, pero hizo lo que le dijo el colibrí, y aguantó vivo tres días más. Cuando vino la Lluvia, lo roció generosamente con sus gotas, e inmediatamente el árbol se cubrió de hojas verdes y brillantes. Estaba muy feliz, y se puso a pensar en el pajarito que le había ayudado.
¿Habría encontrado alimento finalmente?
Y lo vio. Estaba comiendo una lombriz de la tierra y estab bien gordito.
El àrbol comprendió que sobretodo la esperanza es lo más importante. |