Una oscura nube cubre tu claro horizonte. Te pierdes en medio de la tormenta y tu vida circula por caminos totalmente desconocidos. Sientes miedo y desesperación, no tienes idea como volver a tu viejo camino. Con el tiempo todos tus conocidos te abandonan y renuncias de tu empleo. Comienzas una vida completamente nueva y a medida que pasan los días entiendes que esta es la vida que siempre quisiste hacer. Pero tu esposa te obliga a realizar terapia y te medican.
Por meses enteros no puedes parar de llorar. Cualquier cosa te sobrepasa y te quedas inmóvil y con lagrimas en los ojos. Sientes que te ahogas continuamente en tu propia angustia. Luchas por abandonar la terapia y los remedios pero ellos te ganan. No soportas estar un día sin tomar esa maldita pastillita rosa. Y de a poco vuelves a ser el de antes.
Hasta que un día te levantas y debes ir al trabajo de nuevo. Tomas el tren. Pero no te levantas en la estación correspondiente. Sigues hasta la terminal y tomas un micro hacia una provincia lejana. En el camino arrojas las malditas pastillitas rosas. Quizás puedas dejar de tomarlas. Quizás puedas dejar de llorar y vencer esta vida absurda y sin sentido.
Veremos hasta donde llegas.