Me disuelvo entre la sal y el azúcar que desprende tu cuerpo,
como el agua del Carmen, mezclando sabores,
y me enredo en la estela que dejas cuando estás triste, y a trompicones,
me acerco a tus ojos y en su brillo te espero.
Luego, cuando me lo pides,
recorro tu rostro hasta la barbilla y si ahí me quedo doy un respiro,
que hasta ahí ya sabemos el camino y hay poco trecho,
pero ¡ay!, ay si caigo contra tu pecho,
si caigo contra tu pecho… ya hemos perdido.
Cada vez me reclamas mas veces para ahogar tu tristeza,
y cada vez me cuesta más ser el reflejo de tu pena,
que ya casi vivo en tus ojos y duermo en tu condena,
aliviando esos golpes que no apagan su dureza.
Si recorro tu vientre en dirección al suelo y ahí me quedo, doy un suspiro,
que esa es la frontera y si la cruzamos, nos vamos al vacio,
y ¡ay!, ay si por miedo seguimos,
si por miedo seguimos… ya hemos perdido.

En mi País, hay cientos de mujeres maltratadas por sus parejas, en el resto del mundo hay millones. Si cruzamos los brazos... ya hemos perdido.

Mario Taché. Copyright © 12-Febrero-2008 Derechos Reservados®.