Hoy me apetece hablar mas que escribir, es el final del domingo y he pasado el día entero con mi hija, entre semana casi no la veo. Se llama Sandra, tiene un año y medio y un siglo de encantos, unos ojos grandes y oscuros y poco cabello, pero precioso.
Se presentó un trece de julio, según la cigüeña llegaba el veinte, al parecer se bajó alguna parada antes y se vino a gatas, de la cigüeña no hemos vuelto a saber más.
Empezó la guardería pronto y le gusta, ha hecho lindas amistades con Bettina, Laura y Andrea, también tiene amigos en casa, la sirenita, la cenicienta, duermen con ella comen con nosotros y cuando las ve bailar con el príncipe se coge los bajos de la bata y nos dedica un musical.
Los estudios no le van mal, por ahora aprueba sus tres asignaturas (se lo come todo, hace su siesta y se relaciona bien) creo que sacará el curso. Últimamente está practicando peluquería, con sus muñecas que ya están calvas y cuando le da por pintar nos pinta el piso, si la vas a reñir se ríe... y como se ríe, tiene una risa que despierta la tuya y te gana la baza.
Le gustan mucho las pegatinas, las va pegando por toda la casa, un día fui al trabajo con la sirenita en la espalda y el rey león en un zapato, el rey león también me gusta a mi y pinocho... más pinocho.
Los columpios son su fuerte, tirarse del tobogán es el deporte que mejor practica, un día se esmorró sobre la meta y aprendió, ahora ya es olímpica, le gusta jugar al trote y se sube a mi espalda para que haga de caballo… mas bien de jamelgo, galopa y se cae contra el colchón, se muere de risa y se le ve hasta la campanilla.
Hablando de campanilla, no le he presentado todavía a Peter Pan, le gustan mucho los sueños de Disney y corre por el pasillo perdiendo el zapato, baila con el príncipe y vuela sobre la alfombra, el espectáculo viene cuando me toca a mi salir a escena, es todo un número que es mejor no contarlo.
A veces nos bañamos juntos, nadamos, buceamos, nos echamos agua y dejamos el baño como un lago pero sin peces, miento, con uno, Nemo, secarle el pelo es el regalo de un paisaje sentada en las piernas de su madre.
Le gustan mucho las chocolatinas y de vez en cuando le traigo una moneda que se la cambio por un beso, quizá sea chantaje, pero es que da unos besos que aunque lo haga por el trofeo valen mil vidas, Duerme en posición de almohada y es imposible taparla, le gusta ir descalza por la casa y ponerse las zapatillas de su madre, baila por los rincones y es una coqueta que tiene raptados todos los espejos de su altura. Pero también es traviesa, bueno, un poquito, es un diablillo de aquellos que dan besos de vainilla y fresa y abrazos que sientes ciertos.
Crece al ritmo de mis canas y parece que fue ayer cuando vi sus ojos.
Que ojos tienes mi niña que el destino poeta un día,
eligió en ellos el sueño de escribir su fantasía,
con tus ojos, el pergamino,
con tu mirada, su poesía.
Mario Taché. Copyright © 12-Febrero-2008 Derechos Reservados®.
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