Unos ojos negros, una boca de fresa
y un caminar que quita el sentido,
poesía en sus gestos y un baile de sentimientos
que despliega en su camino,
hasta el pozo desde su casa, hay que cruzar la plaza
y el desfile, falda de lino.
El cántaro en la cadera y los pies descalzos,
el cabello suelto sobre el rocío,
en su camisa un escote y en sus latidos un guiño
que se mezcla con el mío,
hasta el pozo desde su casa, hay que cruzar la plaza
y el desfile, placer divino.
Desde mi ventana, cada mañana me vuelve loco,
su piel morena y sus negros ojos,
y esa mirada que tiene que roba el tiempo
y esas pestañas, dueñas del viento.
Desde mi ventana, cada mañana, olas del mar
rompen contra mi puerta en su caminar,
y ese río de encantos que deja libre,
y esa sonrisa, que la describe.
¡Ay! niña, quien fuera el cántaro que va a tu vera,
quien se enredara, quien se perdiera,
en los paseos al pozo de tus caderas,
¡Ay! niña, quien fuera el sol sobre tu espalda,
el viento que mueve tu falda
ó el corazón de tu ombligo,
hasta el pozo desde mi infancia, mi sueño es cruzar la plaza,
y pecar contigo.
Mario Taché. Copyright 12-Febrero-2008 © Derechos Reservados®.
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