Corria un día cualquiera de aquel año santo y el caballero andaba rua abajo para ir al encuentro de su amigo don Francisco, alcanzo a divisar su sombrero y su pluma, charlaba con alguna dama mientras se mensaba la barba.
Don Francisco nunca iba buscando querella, era un hombre sosegado y tranquilo, pardiez todo lo contrario a mi.
Las damas miraban a don Francisco, caballero de pelo largo negro y ondulado, bien parecido; al llegar a su altura alce un poco la mano y saludole;despedimosno de las damas e invite a don Francisco a un trago en la taberna a lo que el sonrió repondiendo:vayamos vuestra merced, prestos como el rayo.
Entramos en la taberna del lugar, tomamos acomodo y pedimos dos jarras de vino.
Quitose don Francisco el sombrero de ala ancha, observandose mejor su perfil aguileño.
Me pregunto don Francisco si fui yo quien me bati al amanecer tras la iglesia.
Conteste: pardiez, yo mismo fui, tuve que hacerlo para salvalguardar el honor de una doncella;
Riose don Francisco:vos siempre igual don Miguel jamás cambiareis, sonrei y comente en voz alta,!no cambiaré don Francisco nada me importa vivir o morir......
no hay doncella alguna que me nuble la visión.
Vuestra merced ya la tiene don Miguel, me respondió: lo que pasa que os dura un suspiro la ceguera.
Entonces en un alarde de sinceridad dije: no soy partidario de groseros alardes de taberna ni de nostalgicas líricas, mas es cierto que a buen numero ame y que algunas recuerdo con ternura, indiferencia o con una sonrisa divertida u complice;
ese es el máximo laurel al que puede aspirar varón que sale ileso,con la bolsa poco menguada, la salud razonable y la estima intacta, de tan dulces abrazos.
Mas afirmo vuestra merced que de cuantas mujeres cruzaron sus pasos con los míos, candela fue sin duda la más bella, inteligente y seductora y sin duda la más malvada.
Era como amar al diablo aún sabiendo lo que es, un diablo de tirabuzones rubios y ojos azules.
Y aunque ela ya no existe debo confesar vuestra merced que aún hoy siguo amandola.A veces cuando los recuerdos afloran añoro todo de ella.
La recuerdo en su carruaje mientras cruzaba la calle principal, era para mi candena un enigma fascinante.Ya sabe vuestra merced que ella solía pasear por aquella calle de camino a su mansión.Ali vivia mi enamorada con sus tios y los criados; a veces seguia su carruaje para ver su mirada turbadora profundamente azul.
Era el madrid de la epoca, un madrid hipócrita y siempre esclavo de las apariencias y el k diran, donde padres y maridos cifran el honor en el recato de la mujer y de las hijas, hasta el p unto de no dejarlas saliar a la calle a realizar actividades inocentes como ir a misa, se trocaban para algunos en intrigas y a aventuras.
Pardiez me altera pensar en ella, mas no puedo evitarlo.
Era tan bella como lucifer antes de ser expulsado del paraíso.Puedo verla aún bajar del carruaje delante de los álamos, su cabello rubio lleno de tirabuzones y su chamelote de aguas azules como sus ojos parecía un trozo de cielo desprendido.
Sentía mi corazón latir con fuerza cuando la veía acercarse, saludaba a las demas jovenes damas con las que se cruzaba.Hubiera dado en ese momento toda mi juventud y mis ilusiones por tan sólo un roce de aquella boca.
Me sentia, a ver si me explico, como el hombre que tiene atravesada una daga, que vive mientras la tiene y, en sacándosela muere.Senti la urgente necesidad de impresionarla, aunque sin saber con que.
Entonces ella pregunto¿Que sabeis vos de mi naturaleza?.Nada se todavia, respondi tragando saliva; pero se que moriría por vos.Ignoro si me ruborice en ese momento.
Tal vez un dia mueras por mi, me susurró al oido, mientras seguía mirándome enigmatica.
Subió al carruaje y me sonrió mientras marchaba.Tiempo después la mate en una afrenda y con ella mori yo también.
Voto a dios, a la par que bella era perversa, mas no puedo aún dejar de amarla.
Esa es mi historia don Francisco muerto en vida por culpa de satanas hecho mujer.Tal vez hubieses sido mejor dejar que ella me matase, menos hubieses sido mi castigo, que ahora el que tengo, muerto en vida de brazos en brazos de bellas damas que para mi no son mas que carne donde satisfacer mis pasiones.
Pardiez soy aún peor que ella, me merezco lo que tengo.
Don Francisco pensativo contesto: don Miguel jamás ningun hombre merece el dolor que vos teneis.............................
|