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Aparte de actuar, ¿trabaja?
Respuesta de Osvaldo Santoro a la nota publicada en Página 12
Nota publicada en Pagina 12

El actor

Por Enrique Medina

–¿Por qué el atractivo que ejerce el actor es muchísimo mayor al de cualquier otra profesión? Y no hace falta especificar “al de cualquier otra profesión más seria”, porque es sabido que aun la más humilde es más seria que la de actor. Esto, si es que se entiende a la seriedad como algo necesario, positivo, útil, funcional, como lo es un sabio, un enfermero, barrendero, policía, economista, soldado, sepulturero, albañil, cocinero. Todos cumplen un papel necesario, es decir ejercitan un movimiento, una acción que beneficia y aprovecha otro semejante. Ellos son imprescindibles. En cambio el actor, al jerarquizar su morisqueta a profesión –y ni mencionar la pretensión del ridículo vuelo artístico–, sólo consigue expatriarse de sí, extrapolarse a lo inexistente.
–Pero, el actor, ¿acaso no da, no favorece...? Digo, dando placer, satisfacción...
–Alegría espiritual, en fin, todo el verso, de acuerdo. Refiero la desproporción de lo poco y nada que ofrece, a cambio del enorme prestigio que alegremente se le otorga. Si el actor visita al Papa, es el actor no el Papa. Si Michael Jackson viola chicos, la televisión lo muestra haciendo la V de la victoria como el emperador Bush. Si Madonna le chuponea la boca a la Spears, se insinúa que no es mal ejemplo a seguir. ¿Por qué se está pendiente y se acepta como referente al actor? Reagan, caricatura de papel maché, presidente. Igual pasará con Schwarzenegger. La pobre gente es la que le da entidad al actor al creer que, por admirarlo, se beneficia. No es beneficio, es ficción trivial, delirio de la ilusión.
–¿Es innecesario el actor?
–Prescindible, más bien. Finge, finge que alguien te creerá. Superchería pura. Cortesano y fantasma, si se buscan méritos.
–Pero entonces hay infinitas profesiones prescindibles...
–Goethe no leía los diarios porque perdía tiempo y porque las noticias realmente importantes siempre se saben. ¿Es necesario el periodismo?
–Se supone.
–Pero la profesión de periodista no siempre existió. Y no pretextemos las cuevas de Altamira. En cambio, la profesión de actor es inmemorial, a esto me refiero...
–Lo que no le agrega seriedad ni le quita frivolidad al badulaque. ¿Y el escritor?
–Deja testimonio. Aquí vale traer a cuento las cuevas de Altamira. Peor animar un escrito, amorisquetearlo, vamos, ¿cuál es el valor?
–Entonces, ¿por qué la fascinación?
–He ahí la cuestión. Quizá no haya tal fascinación, quizá sólo sea un aporte del hechizado. El actor no pide firmar el autógrafo; el sumiso, el indigente de espíritu, el apocado de alma, el insignificante se lo pide y lo jerarquiza en un pedestal de puerca niebla, ostentándolo como bandera espuria. El actor quema por ser hielo. El hielo se derrite mintiendo ser agua. O al revés.
–Pero distrae, entretiene, tiene una función, eco...
–Prescindible. Absurdo color de la existencia, justificación del mosquito.
–¿La música?
–Es otra cosa. Aunque el músico no existiera, la música está en el corazón y la mente. Es como la religión. No es opio ni es pretexto por lo desconocido, es una convención para unificarnos buenos, y hacer brotar la misericordia en los hombres y hermanarlos en un propósito.
–¿Y el actor no unifica?
–Unifica el texto, no él. Al ser nada, el actor tergiversa para ser diferente y hallar un espacio.
–¿Dónde está, entonces, su encanto?
–No es encanto, es vanidad enmascarada en apócrifa simpatía. Produce en negativo el actor, cultiva el aplebeyamiento de las masas, la servidumbre voluntaria hacia el colonizador, renegar lo propio y admirar lo ajeno, eso. El actor es virtual. Para ser debe invadir al inventado por el dramaturgo; inventado que, por otra parte, no existe. El actor embelesa la voltereta ridícula, embruja el disfraz, seduce la mueca y el embuste, lo nulo. El actor es nuestro espejo: nada. Espejo sin cristal que sueña ser. Somos nada, ni triste parodia. Por ello se inventa al actor: para creer que existimos en este lapso quimérico: para abrir el telón, salir a escena y mentir un texto que encima es ajeno.
–Salgamos, pues.

Publicado en Página 12 el 22-07-05
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Respuesta de Osvaldo Santoro


Aparte de actuar, ¿trabaja?

Por Osvaldo Santoro

Si el actor no hubiese aparecido, el hombre no se habría visto nunca como una criatura de este mundo y no tendría de sí mismo más que la visión atrasada de la historia que siempre dice lo que ha sido y nunca lo que verdaderamente es. Solo la filosofía parece descascarar suavemente el misterio insondable de la vida.

Menudo trabajo el del actor, lograr en su interpretación que el espectador se enfrente cara a cara, aquí y ahora, con el enigma de la existencia.

Es en el escenario, con su escenografía, donde el texto deja de ser “virtual” (palabra fea si las hay), y es el actor el encargado de “darle vida”, con su sangre, su transpiración y su historia personal.
Ese ser que arrastra en sus hombros el misterio inmemorial, el género humano muerto de miedo. Y es allí en el pecho de ese actor donde palpita el corazón de la gente. Quizás allí la admiración. Quizás allí el prestigio.

Volviendo a la filosofía, según dicen que dijo, Sócrates aseguraba, que no escribió ningún libro porque consideraba que en ellos sólo quedaba letra muerta e inmodificable. El prefería ganar tiempo estableciendo la conversación momentánea, vital y reveladora que permitía obtener en el aquí y ahora aproximaciones a la verdad. Era casi un actor. Gesticulaba para que se le entendiese, se interrelacionaba con su público.

Lo paradójico es que Sócrates no sabía que iba a ser justamente un actor, Meletto, quien a pedido de Anito y Lycón iba a tomar la única palabra acusadora en el célebre juicio que lo lleva a la muerte.

Y es una obra, Las Nubes de Aristófanes, representada años antes, la que contribuye con su sátira a ahondar la acusación.
Algunos, sólo algunos, consideran que Sócrates perdió este juicio porque no supo o no pudo desarrollar toda su elocuencia para convencer al jurado de su inocencia. En definitiva no “actuó” bien.
Nuevamente el actor.

Cuando éste decide vivir de esta profesión sabe que debe subirse 50 cm por encima de los demás y que este “privilegio” lo obliga a que todo lo que haga desde ese lugar tiene que ser importante para aquellos que le regalan dos horas de sus vidas. Sabe que no siempre están los aplausos o los halagos económicos. Pero ahí debe estar, “imprescindible” para aquel que vino dispuesto a verlo y escucharlo.

Ahí debe estar, a veces, a pan y agua, las menos con un vaso de vino y un plato de comida, cuando no jugándose la vida con su coherencia en pertenecer a una sociedad que en determinado momento lo necesita para escucharlo y escucharse.

Por qué no, emulando a Sócrates.
Claro que la simpleza, la inmediatez o la casi estupidez confunde el trabajo del actor con cualquier otra actividad que genere admiración por parte de la gente, metiendo en la misma bolsa a Michael Jackson, junto a la Spears y en el fondo, seguramente, Marcello Mastroianni, Vittorio Gassman o Alfredo Alcón. Y en ese caso se confunde, increíblemente, admiración con prestigio.

Es el vivillo que pregunta, “aparte de actuar, ¿de qué trabaja?”
En definitiva, denostado por el ignorante, halagado por los “indigentes de espíritu”, el actor, mal que le pese a algunos, se apartará del coro de la humanidad y será ésta la que lo seguirá sustentando, identificándose no como frente a un espejo sino frente a un prisma que la descompone y la vuelve a unir en todos sus colores, para que se vea a sí misma.
Casi un acto religioso.

* Profesor Nacional de Arte Dramático. Actor y escritor.


Texto agregado el 10-02-2008, y leído por 187 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
13-05-2008 Hay distintos tipos de actores. La mayoría además de actuando tiene que trabajar de otra cosa. Pocos son lo envidiados. Interesante. roberml
18-03-2008 A mi me parece muy interesante la opinion del senior molina, es indudablemente en nuestro perjuicio pero es nuevo, la mayoria de la gente con las que he tocado el tema normalmente gastan horas de metaforas, ejemplos, sofismas para validar nuestra funcion, su enfoque me parece mucho mas objetivo pero, aun asi, duele... afac
16-02-2008 Pareciera ser que en la nota publicada en Pagina 12, Enrique Molina confunde los terminos al ubicar a figuras estelares de la musica como Madonna y Jackson, quienes al mover un dedo, les llueve el dinero a cantaro, con la profesion del actor. Esta es respetada y querida por la mayoria de sus fans, quienes identificados con sus idolos solo sueñan algun dia con ser como ellos. Aqui, el que falla es el sistema al producir figuras publicitarias en los medios de comunicacion. La filosofia como el teatro existieron y existiran siempre como muestra de expresion profunda y necesaria de los pueblos. Tu nota se merece un profundo aplauso, sigue adelante. Un abrazo, estimado Osvaldo. clepsidra
10-02-2008 Muy buena polémica, con un nivel intelectual altísimo. Creo en tu defensa del actor, en la defensa del arte en si, el error de los demas, de elevar al actor a niveles superiores, obedece, a mi humilde entender, a esa necesidad de identificarse con los otros, a esa imperiosa "sed" de que alguien refleje su mas interno ego. Tal vez este equivocado. Obviamente no estoy a nivel de esta notable polémica, pero quería dejarte mi opinión. Un saludo y si todos los entuertos tuviesen este nivel de discusión, esta país sería realmente serio. marfunebrero
 
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