Tu mano, rozando la mía,
no me mire
me sonrojo.
Qué cosquilleo siento
en una caricia,
por mi cuerpo.
Tu aliento se aproxima,
cierro los ojos
y me abro al deseo.
Qué frescura
hay en tus labios,
que se han posado,
en los mios,
como mariposas blancas
como cirios encendidos.
Un susurro
¿Qué dijiste?
No fue nada,
simplemente,
eres bella,
y con tu belleza me excitas.
Qué calor es este que siento
cuando tus labios,
pasean
por mi cuello.
Déjate llevar,
me dices,
a una pasión
sin límites.
Las fuerzas
me fallan
cuando acaricias
mi espalda.
Otro beso
unión de lenguas,
que se funden
en un solo silencio.
Un botón va
y otro más,
dejan al descubierto
dos cuerpos;
que se unen
se acarician,
se besan
se desean
y se desunen.
Dos suspiros,
un lamento,
dos estallidos
un solo cuerpo.
Y esos labios
que aún me siembran,
y ese sudor
que aún gotea.
Y esas palabras
que aunque
no dichas,
se hacen sentir
en la agonía;
eres mio,
eres mía.
Abro los ojos
no te veo.
¡ Mierda !
Fue sólo un sueño. |