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Quién aislará los micro bioelementos
que reactivos nos dan en la corteza
los recuerdos, la duda y la certeza
de la emoción de ayer y sus mementos.

Cuando la guerra y otros esperpentos
de nuestra estulta y gris naturaleza
cesen y obliteremos la torpeza
quien retroactivará vagos mementos.

Quién será ese oriental místico y puro
que podrá proyectarnos el futuro
que nos aguarda al fin de nuestra historia.

Quién el sudaca triste que en España
rescatará el Sermón de la Montaña
de nuestra ignota atávica memoria.

3001

Nada pervivirá. Sólo un arcano
sentimiento de culpa inexplicado
cuando el planeta yermo y desolado
luzca como las placas de Vulcano.

Nada que algún mutante subhumano
alcance a vislumbrar de su pasado;
nada, ningún sonido articulado
ni el concepto de amor, amigo, hermano.

Nada sabrá de cómplices, culpables,
de canallas, profetas, miserables
políticos, magnates, caferatas.

Mirará vacuamente hacia las lunas,
enterrará el hocico entre las dunas
y se irá tambaleando en cuatro patas.