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- Ahora vengo- dijo él.
- Esta bien- dijo ella.

Fue lo que se dijeron antes de que él saliera del salón, para ir a buscar a unas personas y entregarles unos boletos de una rifa que les habían encargado entregar.

Nunca se habían tratado. Es más, en los semestres anteriores, nunca habían entablado una charla de más dos minutos. Apenas en este ultimo semestre, habían empezado a tratarse, y no por iniciativa propia, sino por la necesidad. Había que entregar un trabajo final, y eran parte del mismo equipo.

Ese día fue un día como hoy, empezó con una fresca mañana muy agradable, que después para mediodía, fue empezando entrar el calor y por el extraño comportamiento del clima, por la tarde comenzó a nublarse y comenzaron a caer unas gotas perdidas de lluvia. Bueno, en realidad un comportamiento común para un día de octubre, un 10 de octubre.

Mientras nuestro amigo iba bajando las escaleras par entregar el encargo, venia pensando en esto que mencionamos. Se puso precisamente a reflexionar sobre lo que estaba ocurriendo entre ella y él, en ese detalle curioso de que hasta casi el final de su preparatoria comenzaron su amistad. Pensaba en el hecho de que hubiera sido agradable conocerla antes, ya que a pesar de que estaban en el mismo grupo, nunca habían considerado platicar entre si. Todos los prejuicios que llego a tener sobre ella se borraron, ya que siempre habían sido tan diferentes el uno del otro, que nunca se imagino estar en esta situación que ahora vivían.

Y entonces surgieron los rumores, sus amigos de grupo también se habían dado cuenta del extraño fenómeno que ocurría entre ellos dos. Tanto así, que los chismorreos, las bromas, las risitas y los comentarios como: “¡Oigan, se ven muy bien juntos!” No se hicieron esperar. Pero el sabía perfectamente que a pesar de todo lo que dijeran sus amigos, nada ocurriría, ya que como el mismo se repetía, siempre habían sido tan diferentes, que esa era una idea tonta e imposible de que se lograra. No había nada de que preocuparse, no había nada que perseguir, no había nada que sentir.

El solo quería que ese día fuera igual que siempre en la prepa; siempre agradable, siempre feliz, pero si estaba ella, seria mucho mejor.

Al llegar abajo encontró muy pronto a las persona del encargo, les entrego los boletos y quiso subir rápido para avisarle a ella que ya los había entregado. Subió al tercer piso y fue al salón, llego al dintel de la puerta y la vio sentada en una butaca a un lado de la entrada, agachada escribiendo y desde ahí le hablo:

-Ya entregue los boletos y…
-¿Cómo?- dijo ella.

Ya no dijo nada. Al empezar hablar, ello elevo la cabeza y volteo a verlo. El se quedo ahí, se quedo mirando algo que nunca antes había visto, algo de lo que nunca se había percatado, pero los ojos más grandes, más negros y mas hermosos que haya visto, lo estaban mirando. Sintió un estremecimiento en su cuerpo, su corazón latió más rápido y sintió una relativa paz. Y se quedo ahí por un eterno instante, mudo, hechizado, enamorado de esa mirada y solo pudo pensar en ¿Cómo era posible que no los hubiera visto antes?, ¿Cómo seria ahora posible vivir sin ellos?

-¿Qué pasa?- dijo ella.
-¿Eh?, nada, no te preocupes, nada- dijo él

Pero no era verdad. Él sabía que a partir de ese día, ya ninguno sería igual, ya no había dudas de nada ni preguntas de nada. Sabia que se día su vida cambio para siempre, solo por una mirada, por un par de ojos, de los cuales no podría apartarse y olvidar durante toda su vida…

Texto agregado el 08-02-2008, y leído por 95 visitantes. (0 votos)


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