Unas veces, le largué a los corrales
Con el sexo averiado a mis muchachos en dioses
Por todo tedio y abandono, porque sí,
Los largué a la desrienda de seductores incrédulos
Con su voz arqueada sobre los alambres
Los largué…la luna entera.
Las tanzas en lo oscuro de las ferias y las cañas
De lo alto me los vieron merecer
Cada enagua que rozó aquellos cardos
Y me los vieron dolerse en sus zapatos dilustres
Me los vieron felices y no siempre sonriendo...
Como alfileres dotados de un corazón valsearon
Hasta los árboles que humedecen la brisa
Y desprenden sus manzanas lentamente
Sobre la piedras que aun susurran para nadie bajo el río
Y las maderas de guitarra fueron nobles, pues ceniza
Pero alfileres dotados de un corazón valseamos…
Y así se fue el tiempo…cuando fui príncipe demilunio
Del caserío prendebúhos…
Bajo aquellos cielos finos y
Con un pañuelo envenenado
Le saltamos al amor contra los alambres.
La leche es dulce. Y se termina.
Texto agregado el 08-02-2008, y leído por 97
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Lectores Opinan
08-02-2008
Me gustó muchísimo y me encantó el último verso. Un beso y mis estrellas. Magda gmmagdalena
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