Con esta conversación comenzó nuestro día
- te amoooooooooooo!!!! besos cuidate que te cuido!!!
te espero esta noche, querés ir a caminar por la playa?....
mil besos mi vida te amo
- Si mi amor. Donde tu quieras ir.
Al cielo, a las nubes, a la luna, a los bosque, al mar; mi dulce mar que amo. Nos quitaremos los zapatos y caminaremos chapoteando y en cada paso te diré Te Amo envuelto en un beso.
Llegaste tarde, estabas cansado, igualmente me dijiste vamos...
Te quitaste la ropa de trabajo, una ducha, te pusiste la bermuda, una remera y las ojotas.
Yo estaba preparada y tenía lista mi mochila con algunas cosas ricas que preparé a la tarde y el termo con ese té de Marruecos con hojitas de menta que tanto te gusta.
Caminamos abrazados hasta la playa.
Una noche hermosa donde el mar y el cielo se funden en el horizonte y hay tantas estrellas que pareciera las podemos agarrar con las manos.
La luna brillaba sobre nuestros cuerpos dándonos ese toque mágico que solo vemos los enamorados.
Saqué la manta de la mochila y la tendí sobre la arena.
En una coqueta fuente acomodé la masa de hoja bañadita en miel, puse los vasos para el té aquellos azules con bordes dorados que trajimos de la Alhambra.
Comimos y bebimos mirándonos a los ojos, las estrellas morían de envidia por el brillo de nuestras miradas. La miel quedó alrededor de los labios y se convirtió en dulces besos.
- Caminamos?-te propuse
- Caminemos
Descalzos por la orilla del mar llegamos hasta el muelle.
Fue un paseo divertido, cada tanto corrías mar adentro y me salpicabas, entonces yo comenzaba a salpicarte desde la orilla y quedábamos cubierto de agua y arena.
Saltábamos las olas allí donde no rompen; nos elevan y nos bajan pareciera que el mar nos mece en sus aguas.
Ay de mí!!!, de tus manos, de tus ojos, de tu cuerpo...
Nos arrastra la corriente y arribamos al viejo muelle, nuestro muelle donde me robaste el primer beso.
Me escondí tras los maderos corroídos, y jugamos. Contaste hasta diez, hiciste trampa, viniste por detrás y me abrazaste, sentí tu boca en mi cuello, tus brazos me rodearon y tus manos en mi pecho, y el corazón latía con furia...me apretaste contra tu cuerpo y se desató la tormenta entre pasión y deseo, cuerpos de agua salada, mar bravío, mar revuelto....
Recuperamos la calma
entre caricias y besos,
nos tendimos en la playa
comulgando con el cielo.
Y nos quedamos dormidos
apretados nuestros cuerpos,
nos sorprendió la mañana
y con ella nuestros sueños,
cumplidos como en un cuento,
el cuento de amor eterno.
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