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Parecía ser otro típico primer día de clases en la escuela “Saint George”del poblado de “Molinos”.

Molinos era el típico pueblo rural, donde nada extraño ocurría, donde sus habitantes vivían el día a día monótonamente trabajando en el campo, en sus cultivos, sin ninguna inspiración más que la subsistencia de sus familias, por lo que nunca se veía mucha gente transitando por las desoladas calles del lugar.

Para los adultos la mayor parte de su tiempo transcurría en el campo y para los niños y jóvenes el pueblo no era un lugar donde pudieran encontrar muchas entretenciones, por lo que preferían esperar en sus casas el transcurrir de las horas. Así lo creía Brenda, hija del alcalde de Molinos.

Brenda era una joven de diecisiete años de edad que estaba en su último año escolar, nunca acaparó mucho la atención de su padre, quien era un hombre serio y muy ocupado que al parecer le interesaba mas la política que su propia hija. Siempre donde fuera que estuviera hablaba de sus planes de gobierno, de su partido, de las próximas elecciones, entre muchas otras cosas que tenían que ver con el importante cargo que desempeñaba dentro del pueblo. Sin embargo a la niña si la tomaba en cuenta la gente del pueblo, que cuchicheaba cuando ésta pasaba en las mañanas por el centro del pueblo, lugar donde las esposas de los trabajadores hacían sus compras y aprovechaban de platicar de lo que fuese. Sus profesores decían que era una señorita, ejemplo de sus compañeros y excelente alumna, muchas veces por solo interés.

Sus compañeros de colegio se aprovechaban de Brenda que era una joven responsable y se conseguían las tareas con ella, o le pedían ayuda en los asuntos escolares. Había llegado a un cuarto medio con excelentes notas y muy bien preparada.

Eran las 7:28 cuando dió el primer bostezo del día y dijo: “A comenzar con ganas mi ultimo año escolar”
Se bañó, y dejó atrás el sueño, había dormido muy bien para ser un primer día de clases, su madre puso el desayuno sobre la mesa del comedor, eran tostadas con leche, su padre tomó desayuno junto a ellas, -hacía mucho que no lo hacía- se levantó y besó la frente de su hija mayor, le dijo un frío y mecánico “te quiero” como si fuese una obligación más que cumplir.
Luego repitió el acto con su hija menor, quien respondió con una pequeña y tierna sonrisa.

Ambas niñas caminaron por la ruta más cercana al colegio, era un día bastante caluroso, a pesar de que ya eran casi las 8:00.

Al llegar al colegio Brenda se despidió de su hermanita y fue a saludar a sus viejos compañeros, pues los primeros días de clases siempre daban tiempo para ésto en “Saint George”. Luego de quince minutos que se hicieron demasiado cortos, comenzó el acto oficial, donde cantaron el himno del colegio, que hacia alusión a la importancia de lo que representaba el molino dentro de la economía del pueblo.

Al entrar a clases Brenda se percató de una joven de aspecto pálido y sombrío, su cara era blanca como la nieve y su pelo era negro y rizado, era delgada y sus labios eran rojizos, al mirarla daba la sensación de ver a blancanieves en carne y hueso, tal cual como la describia la historia que contaba su abuela.
- Ella es “Juanita”- , viene de un poblado del sur y desde hoy será nuestra compañera de curso. Puedes sentarte con Brenda. – dijo la profesora.
- Claro, profesora - , dijo Juanita dirigiéndose al puesto de Brenda.
- Brenda puedes mostrarle el colegio a tu nueva compañera por favor – Brenda asintió con la cabeza y salió de la sala con la niña de aspecto palido.
Brenda se encaminó al patio con la joven Juanita, quien se veía muy entusiasmada con la idea.
Esta es la sala de profesores, y esa que está ahí es la biblioteca, si sigues hacia la derecha podrás entrar en el patio del ciclo básico, subiendo por las escaleras te encontraras con la sala del rector, a la izquierda la sala de música, y así en un abrir y cerrar de ojos caminaron por todo el colegio, que no era una construcción pequeña.
Luego se tomaron un descanso en el sanitario, y la chica del sur dió las gracias a la hija del alcalde.
- Muchas gracias… ¿Cómo dijiste que te llamabas?- dijo Juanita.
- Brenda- respondió la joven, con una sonrisa.
Y así comenzó un nuevo año escolar para Brenda.

Con el pasar del tiempo ambas chicas comenzaron a conocerse y entablar una linda amistad, al parecer este sería un buen año escolar.

Al llegar el tiempo de la primavera con el crecer de las hojas, también comenzaron a crecer la cantidad de responsabilidades para los estudiantes, como éste era ya el último año la exigencia era superior. Para esa semana tenían muchos trabajos y pruebas. Una prueba en especial atormentaba a Brenda, la famosa prueba de matemáticas, la misma que el año anterior tuvo a la mayoría del curso de la generación anterior reprobado en esa asignatura.

La joven por tanta labor escolar no tuvo tiempo de estudiar para aquel examen, sin embargo quedaba un día para poder realizarlo, la joven pensó en pedirle ayuda a su a Juanita, la cual la mayor parte de la veces que su amiga tenía algún inconveniente la auxiliaba, y con mayor razón en una materia que parecía conocerla desde años, sin pensarlo más se dirigió al puesto de Juanita y planteó su interrogante.
- ¿Juanita podrías ayudarme con el examen de matemáticas de mañana?
- Por supuesto, pero en mi casa no puedo ya que la están fumigando, si te parece podemos estudiar en la biblioteca.
- Pero Juanita, hoy hay consejo de profesores, no creo que podamos. ¿Y en tu casa Juanita, nunca hemos ido? - Insistió Brenda, ignorando la excusa de su amiga.
Juanita reflexionó un momento mientras esbozó una sombría y lúgubre sonrisa.
- …¡Mi casa!, pensándolo bien sería una excelente idea.
- Muy bien hoy nos iremos juntas a tu casa después de clases

La clase ya había comenzado, y al parecer Juanita había quedado satisfecha con el lugar acordado, incluso se le percibía ansiosa, se sintió incomoda durante todo el transcurso de la clase, en esos momentos el tiempo corría muy lento, su cara lucía mas pálida que de costumbre, algo parecía inquietarle ¿Que hacía que juanita actuase de esa manera? Brenda no notaba esto, estaba muy concentrada en la clase de historia del profesor.
En ese momento sonaron las campanas de la escuela, para la salida de clase de los alumnos.

Juanita trató de demorarse lo menos que pudo.

Caminaron hacia la casa de Juanita, la cual cada vez se notaba más pálida, como cuando te mareas en un autobús, y lo único que quieres es llegar pronto al sanitario y vomitar, en su rostro se podía notar que algo le preocupaba. Brenda recordó que Juanita venía desde el Sur y por ende éste año debió haberse cambiado de casa a éste pueblo.
- ¿Te pasa algo? Preguntó Brenda.
- No, nada solo estoy preocupada por la prueba de mañana.
- No te preocupes, tu eres muy inteligente te irá perfecto, como siempre.
Juanita asintió con una sonrisa
- Hemos llegado ¿Estas segura que quieres entrar?
-Claro estudiaremos acá, no te preocupes todo estará bien. Dijo brenda con tranquilidad.
Juanita abrió la puerta de su casa, era una casa bastante hermosa, ésta era de madera y su arquitectura era de estilo colonial, al entrar podías visualizar unos muebles que por lo visto costaban una fortuna, unas lámparas que llamaban bastante la atención, eran enroscadas y de un color rojo sangre las que le daban al lugar un aspecto gótico, una seguidilla de cuadros, de una mujer muy parecida a Juanita al parecer ancestros de ésta, estos tenían fechas inscritas en la parte inferior, comenzaban de épocas muy antiguas e iban avanzando en el tiempo. -Parece que la familia de Juanita se cambió con la intención de permanecer mucho tiempo en el pueblo - pensó Brenda al observar la cantidad de muebles y objetos de gran valor económico.
Brenda no aguantó más la curiosidad y preguntó mirando las singulares pinturas:
¿Quiénes son las mujeres de estos cuadros? Nadie respondió.
Como por arte de magia Juanita desapareció del lugar. Brenda pensó que tal vez Juanita había ido a tomar agua, ya que por el camino no se sentía muy bien, caminó al fondo a la derecha - como comúnmente se encuentran dispuestos los baños en las casas - por el pasillo el cual no parecía terminar nunca.

Busco por el lugar algún rastro de su amiga, siguió por el pasillo y dió con algo que parecía ser el cuarto de la basura, en aquel lugar encontró algo que tenía una inscripción, estaba llena de polvo por lo que no se podía distinguir mucho que era lo que decía, por sentido común Brenda lo sacudió para sacar el polvo, se podía leer: ”Cenizas de Juanita”
Pensó que tal vez podrían ser las cenizas de la madre de Juanita, que como tradición familiar llevaba ese nombre.
¡TRRCK! Sonó la puerta.
-¿Lo has entendido? - Preguntó Juanita
- ¿Qué, qué tengo que entender? -
- Esta vez “El ratón llegó solo a la jaula del gato” ja ja ja .- río con una risa maléfica.
Brenda por fin comprendía el porque de los cuadros, ¡Era Juanita! O como se llamase en realidad, en sus épocas antiguas, ¡En verdad era una mujer vampiro!
- Muy bien estudiemos matemáticas uno menos uno, es cero - ja ja ja, reía con mas ganas, caminando con aires de grandeza y tratando de burlarse de Brenda.
-Eres hermosa necesito sangre de un cuerpo lindo y joven para vivir y mantenerme perpetua e incorrompible hasta el final de los tiempos, tiene que ser el de una doncella, tu cuerpo es perfecto , vamos hagámoslo mas fácil, razona tengo mas de cinco siglos, ¡Nunca podrás destruirme!

-¡Déjame salir de este espantoso lugar! Decía Brenda
- ¿Por que debería? Yo no obligué a nadie, recuerda, incluso te tomé cariño y pensaba esperar un tiempo más para encontrar a otra víctima, pero como insististe no tuve opción.
-“¿Estas segura que quieres entrar?” ja ja se reía con una risa sarcástica.

Brenda recordó aquel frasco que vió al ingresar a la mansión, que se podía leer ”Cenizas de Juanita” lo tomó sin que la vampiresa se diera cuenta - en el instante en que esta reía - y lo arrojó al piso
-¡Divídete por cero! dijo Brenda al romperlo.
Del frasco salió una luz destellante de color verde esmeralda.
La vampiresa lanzo un grito gutural y desgarrador ¡Noooo!

Juanita como decía llamarse se transformó en cenizas, Brenda las guardó en aquel frasco, ¡lo siento querida amiga!, para luego dirigirse a su hogar.

Brenda sacó su cuarto medio en el colegio de Saint George, y obtuvó el mejor promedio del curso sin ayuda de su querida amiga Juanita.

Ya han pasado cerca de diez años de aquel incidente, Molinos sigue siendo el típico pueblo normal y la forma de vivir de sus habitantes no ha cambiado mucho, sin embargo aquella casa de estilo colonial hoy es un monumento nacional, aunque muchos dicen que la muchachita llamada Juanita, aun ronda por aquella casa y sigue en busca de un cuerpo, ya que las cenizas aún contienen el espíritu de aquella dulce niña.



Cenizas

Parecía ser otro típico primer día de clases en la escuela “Saint George”del poblado de “Molinos”.

Molinos era el típico pueblo rural, donde nada extraño ocurría, donde sus habitantes vivían el día a día monótonamente trabajando en el campo, en sus cultivos, sin ninguna inspiración más que la subsistencia de sus familias, por lo que nunca se veía mucha gente transitando por las desoladas calles del lugar.

Para los adultos la mayor parte de su tiempo transcurría en el campo y para los niños y jóvenes el pueblo no era un lugar donde pudieran encontrar muchas entretenciones, por lo que preferían esperar en sus casas el transcurrir de las horas. Así lo creía Brenda, hija del alcalde de Molinos.

Brenda era una joven de diecisiete años de edad que estaba en su último año escolar, nunca acaparó mucho la atención de su padre, quien era un hombre serio y muy ocupado que al parecer le interesaba mas la política que su propia hija. Siempre donde fuera que estuviera hablaba de sus planes de gobierno, de su partido, de las próximas elecciones, entre muchas otras cosas que tenían que ver con el importante cargo que desempeñaba dentro del pueblo. Sin embargo a la niña si la tomaba en cuenta la gente del pueblo, que cuchicheaba cuando ésta pasaba en las mañanas por el centro del pueblo, lugar donde las esposas de los trabajadores hacían sus compras y aprovechaban de platicar de lo que fuese. Sus profesores decían que era una señorita, ejemplo de sus compañeros y excelente alumna, muchas veces por solo interés.

Sus compañeros de colegio se aprovechaban de Brenda que era una joven responsable y se conseguían las tareas con ella, o le pedían ayuda en los asuntos escolares. Había llegado a un cuarto medio con excelentes notas y muy bien preparada.

Eran las 7:28 cuando dió el primer bostezo del día y dijo: “A comenzar con ganas mi ultimo año escolar”
Se bañó, y dejó atrás el sueño, había dormido muy bien para ser un primer día de clases, su madre puso el desayuno sobre la mesa del comedor, eran tostadas con leche, su padre tomó desayuno junto a ellas, -hacía mucho que no lo hacía- se levantó y besó la frente de su hija mayor, le dijo un frío y mecánico “te quiero” como si fuese una obligación más que cumplir.
Luego repitió el acto con su hija menor, quien respondió con una pequeña y tierna sonrisa.

Ambas niñas caminaron por la ruta más cercana al colegio, era un día bastante caluroso, a pesar de que ya eran casi las 8:00.

Al llegar al colegio Brenda se despidió de su hermanita y fue a saludar a sus viejos compañeros, pues los primeros días de clases siempre daban tiempo para ésto en “Saint George”. Luego de quince minutos que se hicieron demasiado cortos, comenzó el acto oficial, donde cantaron el himno del colegio, que hacia alusión a la importancia de lo que representaba el molino dentro de la economía del pueblo.

Al entrar a clases Brenda se percató de una joven de aspecto pálido y sombrío, su cara era blanca como la nieve y su pelo era negro y rizado, era delgada y sus labios eran rojizos, al mirarla daba la sensación de ver a blancanieves en carne y hueso, tal cual como la describia la historia que contaba su abuela.
- Ella es “Juanita”- , viene de un poblado del sur y desde hoy será nuestra compañera de curso. Puedes sentarte con Brenda. – dijo la profesora.
- Claro, profesora - , dijo Juanita dirigiéndose al puesto de Brenda.
- Brenda puedes mostrarle el colegio a tu nueva compañera por favor – Brenda asintió con la cabeza y salió de la sala con la niña de aspecto palido.
Brenda se encaminó al patio con la joven Juanita, quien se veía muy entusiasmada con la idea.
Esta es la sala de profesores, y esa que está ahí es la biblioteca, si sigues hacia la derecha podrás entrar en el patio del ciclo básico, subiendo por las escaleras te encontraras con la sala del rector, a la izquierda la sala de música, y así en un abrir y cerrar de ojos caminaron por todo el colegio, que no era una construcción pequeña.
Luego se tomaron un descanso en el sanitario, y la chica del sur dió las gracias a la hija del alcalde.
- Muchas gracias… ¿Cómo dijiste que te llamabas?- dijo Juanita.
- Brenda- respondió la joven, con una sonrisa.
Y así comenzó un nuevo año escolar para Brenda.

Con el pasar del tiempo ambas chicas comenzaron a conocerse y entablar una linda amistad, al parecer este sería un buen año escolar.

Al llegar el tiempo de la primavera con el crecer de las hojas, también comenzaron a crecer la cantidad de responsabilidades para los estudiantes, como éste era ya el último año la exigencia era superior. Para esa semana tenían muchos trabajos y pruebas. Una prueba en especial atormentaba a Brenda, la famosa prueba de matemáticas, la misma que el año anterior tuvo a la mayoría del curso de la generación anterior reprobado en esa asignatura.

La joven por tanta labor escolar no tuvo tiempo de estudiar para aquel examen, sin embargo quedaba un día para poder realizarlo, la joven pensó en pedirle ayuda a su a Juanita, la cual la mayor parte de la veces que su amiga tenía algún inconveniente la auxiliaba, y con mayor razón en una materia que parecía conocerla desde años, sin pensarlo más se dirigió al puesto de Juanita y planteó su interrogante.
- ¿Juanita podrías ayudarme con el examen de matemáticas de mañana?
- Por supuesto, pero en mi casa no puedo ya que la están fumigando, si te parece podemos estudiar en la biblioteca.
- Pero Juanita, hoy hay consejo de profesores, no creo que podamos. ¿Y en tu casa Juanita, nunca hemos ido? - Insistió Brenda, ignorando la excusa de su amiga.
Juanita reflexionó un momento mientras esbozó una sombría y lúgubre sonrisa.
- …¡Mi casa!, pensándolo bien sería una excelente idea.
- Muy bien hoy nos iremos juntas a tu casa después de clases

La clase ya había comenzado, y al parecer Juanita había quedado satisfecha con el lugar acordado, incluso se le percibía ansiosa, se sintió incomoda durante todo el transcurso de la clase, en esos momentos el tiempo corría muy lento, su cara lucía mas pálida que de costumbre, algo parecía inquietarle ¿Que hacía que juanita actuase de esa manera? Brenda no notaba esto, estaba muy concentrada en la clase de historia del profesor.
En ese momento sonaron las campanas de la escuela, para la salida de clase de los alumnos.

Juanita trató de demorarse lo menos que pudo.

Caminaron hacia la casa de Juanita, la cual cada vez se notaba más pálida, como cuando te mareas en un autobús, y lo único que quieres es llegar pronto al sanitario y vomitar, en su rostro se podía notar que algo le preocupaba. Brenda recordó que Juanita venía desde el Sur y por ende éste año debió haberse cambiado de casa a éste pueblo.
- ¿Te pasa algo? Preguntó Brenda.
- No, nada solo estoy preocupada por la prueba de mañana.
- No te preocupes, tu eres muy inteligente te irá perfecto, como siempre.
Juanita asintió con una sonrisa
- Hemos llegado ¿Estas segura que quieres entrar?
-Claro estudiaremos acá, no te preocupes todo estará bien. Dijo brenda con tranquilidad.
Juanita abrió la puerta de su casa, era una casa bastante hermosa, ésta era de madera y su arquitectura era de estilo colonial, al entrar podías visualizar unos muebles que por lo visto costaban una fortuna, unas lámparas que llamaban bastante la atención, eran enroscadas y de un color rojo sangre las que le daban al lugar un aspecto gótico, una seguidilla de cuadros, de una mujer muy parecida a Juanita al parecer ancestros de ésta, estos tenían fechas inscritas en la parte inferior, comenzaban de épocas muy antiguas e iban avanzando en el tiempo. -Parece que la familia de Juanita se cambió con la intención de permanecer mucho tiempo en el pueblo - pensó Brenda al observar la cantidad de muebles y objetos de gran valor económico.
Brenda no aguantó más la curiosidad y preguntó mirando las singulares pinturas:
¿Quiénes son las mujeres de estos cuadros? Nadie respondió.
Como por arte de magia Juanita desapareció del lugar. Brenda pensó que tal vez Juanita había ido a tomar agua, ya que por el camino no se sentía muy bien, caminó al fondo a la derecha - como comúnmente se encuentran dispuestos los baños en las casas - por el pasillo el cual no parecía terminar nunca.

Busco por el lugar algún rastro de su amiga, siguió por el pasillo y dió con algo que parecía ser el cuarto de la basura, en aquel lugar encontró algo que tenía una inscripción, estaba llena de polvo por lo que no se podía distinguir mucho que era lo que decía, por sentido común Brenda lo sacudió para sacar el polvo, se podía leer: ”Cenizas de Juanita”
Pensó que tal vez podrían ser las cenizas de la madre de Juanita, que como tradición familiar llevaba ese nombre.
¡TRRCK! Sonó la puerta.
-¿Lo has entendido? - Preguntó Juanita
- ¿Qué, qué tengo que entender? -
- Esta vez “El ratón llegó solo a la jaula del gato” ja ja ja .- río con una risa maléfica.
Brenda por fin comprendía el porque de los cuadros, ¡Era Juanita! O como se llamase en realidad, en sus épocas antiguas, ¡En verdad era una mujer vampiro!
- Muy bien estudiemos matemáticas uno menos uno, es cero - ja ja ja, reía con mas ganas, caminando con aires de grandeza y tratando de burlarse de Brenda.
-Eres hermosa necesito sangre de un cuerpo lindo y joven para vivir y mantenerme perpetua e incorrompible hasta el final de los tiempos, tiene que ser el de una doncella, tu cuerpo es perfecto , vamos hagámoslo mas fácil, razona tengo mas de cinco siglos, ¡Nunca podrás destruirme!

-¡Déjame salir de este espantoso lugar! Decía Brenda
- ¿Por que debería? Yo no obligué a nadie, recuerda, incluso te tomé cariño y pensaba esperar un tiempo más para encontrar a otra víctima, pero como insististe no tuve opción.
-“¿Estas segura que quieres entrar?” ja ja se reía con una risa sarcástica.

Brenda recordó aquel frasco que vió al ingresar a la mansión, que se podía leer ”Cenizas de Juanita” lo tomó sin que la vampiresa se diera cuenta - en el instante en que esta reía - y lo arrojó al piso
-¡Divídete por cero! dijo Brenda al romperlo.
Del frasco salió una luz destellante de color verde esmeralda.
La vampiresa lanzo un grito gutural y desgarrador ¡Noooo!

Juanita como decía llamarse se transformó en cenizas, Brenda las guardó en aquel frasco, ¡lo siento querida amiga!, para luego dirigirse a su hogar.

Brenda sacó su cuarto medio en el colegio de Saint George, y obtuvó el mejor promedio del curso sin ayuda de su querida amiga Juanita.

Ya han pasado cerca de diez años de aquel incidente, Molinos sigue siendo el típico pueblo normal y la forma de vivir de sus habitantes no ha cambiado mucho, sin embargo aquella casa de estilo colonial hoy es un monumento nacional, aunque muchos dicen que la muchachita llamada Juanita, aun ronda por aquella casa y sigue en busca de un cuerpo, ya que las cenizas aún contienen el espíritu de aquella dulce niña.



Texto agregado el 07-02-2008, y leído por 93 visitantes. (1 voto)


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