Corro. Sudo. Siento las piedras bajo mis pies. Siento las irregularidades del suelo. Ramas caídas, hojas secas. Sólo eso me ata a la tierra. Solo así distingo que corro, y que no vuelo como halcón. Lo encuentro, corriendo delante de mí. Tiro mi flecha. Entonces dejo de sentir el suelo, con sus irregularidades. El precipicio que no pude ver, ahora me traga. Y ahoga el alarido que retumba en sus paredes. ¿La flecha? Justo en el blanco.

No podía quejarse de su infancia. Había sido feliz entre tantos hermanos, entre llamas y perros, entre mazamorras y charqui. Aprendió de niño a cazar y saquear para subsistir. Su sangre era fría como agua de deshielo. Aprendió a no inhibirse al provocar la muerte.
En su juventud la bravura y el odio se complementaron en su carácter. Con la muerte de sus padres, la venganza se hizo su primer anhelo.






..............................--------............................





LLoro. En silencio. A gritos. Maldigo la vida. Mis errores , y los de él. No son mis recientes moretones los que me causan este dolor. No es el hambre insistente. No la pobreza. Es la frustración; el rencor. Sólo motivos, puentes que me conducen a su oficina. Acostumbrada a las prohibiciones, las ignoro. Y el brillo del filo me libera de esta maldita impotencia que tuve toda la vida. Entre el canto de las sirenas y la irrupción de gente, dejo mi carta. Y al instante tambien mi pecho comienza a llorar petalos rojos.
-----------------------------------------------------


Buenos Aires..2008


Quizás haya sido mi redonda cara, mis rasgados ojos, mi tonada provinciana. Tal vez lo principal mi cobriza piel. Soy culpable de mi herencia, de haber nacido en los cerros del norte, y de mi ignorancia e incultura. Es responsabilidad solo mía. ¿Acaso eso ocasionó mi pobreza? ¿Fue eso lo que me condenó a dejar mi pago y enrumbar para la capital? Y cuanto trabajé! Mi única bienvenida el rechazo. Mi único sueldo la marginación. Y este hombre ¡Por Dios! No estafará a nadie más.
Como que ésta es mi única venganza.


xxxxxxx



Texto en cursivaLa historia esta atravesada por los que la viven. Y aunque superficialmente puede cambiar, la verdad es que su capricho es la monotonía. El paso del tiempo no se detiene, como las personas no dejan de actuar. Y la cadena es infinita.
Debemos esperar solo un poco para ver como otro escenario es sede de la misma tragedia una y otra
y otra
y otra
y otra vez...


Hasta que la historia deje de estar atravesada por los hombres.
Algunos Asesinos.
Otros barbaros, incultos y salvajes. Texto en cursiva