Espera, no te alejes, que este suspiro sea eterno, que mi última lágrima nos ahogue, que los últimos momentos se ciñan en uno mismo… te vas.
Me dejas una ilusión de caricatura, en una pesadilla de lágrimas con dioses por protagonistas, me derrumbo ante tu imagen, me compadezco de la mía, quisiera desvanecerme contigo, junto a ti, ser la luna que nos acarició alguna vez, ser el infinito y que formes parte de mí. Quiero ser el iris de tu alma, la escénica de tus deseos, caminar por el llano de tus pensamientos y las montañas de tu cuerpo y acampar ahí.
Pero no soy más que un boceto a carbón del que te roba los recelos, tengo el espíritu del caballero andante, pero mi Rocinante no esconde mis flaquezas las presume por ti, por mí, para ti.
|