Salgo como todos los días temprano hacia el trabajo;no es mi primer invierno acá, pero es como si lo fuera,tantos años despotricando contra el hielo y el frío,y de golpe me paro en esta esquina y descubro un cielo de colores que se refleja en el espejo rígido del mar.
Como si nunca antes lo hubiera visto.
Imposible de pintar;increíble de pintar. El aire está parado ,caen gotitas de rocío congelado que brillan como luciérnagas.Respiro hondo y me lleno de luz.
No hay peor ciego que el que no quiere ver,dicen los viejos;y cuando uno no quiere ver se pierde todo,lo bueno y lo malo de la vida.
Un buen día los ojos se abren y aparece el mundo en toda su plenitud; la gente con todas sus maravillas y sus miserias,y uno mismo se ve, y no siempre se gusta.
Miro a todos,uno por uno, me enojo y los perdono, y a veces les agradezco.
Y me miro y me enojo,trato también de perdonarme,y les agradezco a mis ojos la valentia de mirar.