Empezaron a pasar imágenes y sonidos por mi mente, pero todo era muy confuso.
Al rato me di cuenta que era tu voz preguntándome si estaba bien.
Las imágenes se desvanecieron y apareció una luz blanca, tu voz se hacía cada vez mas clara y tu rostro empezó a ser visible. el calor de tu mano en mi cabeza, tu sonrisa y tus lágrimas me hicieron ver lo equivocado que estaba. No me imaginé que yo sería tan importante para tí.
Habían pasado dos semanas desde que entré en el hospital y vos acompañándome cada día, esa sobredosis me llevó casi a la muerte.
Hoy Dios dispuso que te marcharas, y no sé si seré tan fuerte como para poder soportarlo.
Texto agregado el 06-02-2008, y leído por 265
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