Era martes y día trece, Julián, como todos los días se acercó a coger el bus que le llevaba al trabajo, la línea trece; Julián no se sentó, como siempre dejaba su asiento libre por si una embarazada, un lisiado o un anciano gustasen de sentar. En la siguiente parada subió mucho público, comenzaron a congestionarse, a su lado, un hombre mayor permanecía de pié por falta de asientos, Julián estaba indignado, el anciano mordisqueaba en su temblorosa boca un palillo de dientes, justo en el momento que Julián abrió su labios para comentarle al anciano la falta de civismo actual, un gran frenazo sucedió, el viejo cayó de lleno sobre Julián clavándole inesperadamente el palillo de dientes en su garganta, fue cuestión de segundos, se derrumbó en el suelo gorgoteando: " nogrr hayrr civisgrrmooo".
En la otra punta del mondadientes, colgaba un pitraco de carne de pollo...
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