AIRE


He perdido algo y aun no sé que es,
Siento el vacío de su fuerza,
Será el encanto?.
Recordaré……

Estaba sentada otra vez en el arrollo,
Esa tarde no habían estrellas de mar,
Al principio sólo había musgo,
Pero después descubrí mas de lo que hubiese imaginado,
Habían plantas de distintas clases, cómo?, no estoy segura, sólo estaban,
Aparecieron quizá porque el verde del entorno se dispersaba;
Entonces se levantó del agua una espesa nube de hojas,
De alli salió una voz, algo horrorosa pero diferente,
Y entre miedos y deseos, esta voz habló,
Habló de lo que yo no sabía, de aquel conjuro de nombres,
De aquella fuerza que envolvía la química de la naturaleza,
No se si era magia para ella, pero yo sentía el amor y la magia de sus palabras,
Dije amor?.
Empezaba a sentirme parte del juego,
Aquellas palabras eran diferentes a las mías,
Sin embargo, se mezclaban con el agua, con el sol y con la luna,
Habia algo mas,
No eran sólo plantas, nombres confusos y recuerdos,
Algo se escondía para mi,
una serie de pensamientos que no intentaban fundirse con los míos,
cargados de la libertad que cualquier pensamiento anhela tener,
fui libre de escuchar, libre de aprender,
libre de rechazar;
entonces escuché, esta vez mi dureza no funcionó,
porque, aunque digo lo que creo pensar,
descubrí que nunca es tarde para encontrar tesoros, y no me refiero a la nube de hojas,
me refiero a mi, y a lo que aguarda tras las noches de lo oculto;
había escuchado hablar de amor,
pero no con tanta sinceridad,
con tantas posibilidades, planteamientos y serenidad,
y creo que me hablaba a mi, con un propósito tal vez,
pero su propósito se transformaba en una puerta que abría a mi alma,
un llamado hacia lo oculto y misterioso de este sentimiento,
esta nube aún no sabe que yo no pertenezco a ningun lugar,
porque aunque ella hable de plantas, y yo de magia, su luz no logra alcanzar mi bosque.
Yo no era feliz, me incomodaba su presencia,
Pero era necesario haber estado allí, no sólo por ella, sino por mi;
Esta nube de hojas tiene un nombre propio,
y hace parte de lo que llega a mi sin que lo pida,
con tal sutileza intentó al final de su esplendor tomarme entre sus brazos,
tengo que admitir, que fue desagradable,
el haber prestado mi piel para que creara su ilusión,
pero aún así lo hice, porque tenía miedo,
miedo a que?, a herir tan rápido sus verdes hojas,
esas que brindaba entre enredaderas para mi.

…..despues de recordar aquel incómodo suceso, he descubierto que no he perdido el encanto, aun lo tengo, y brilla como una estrella, lo que he perdido son argumentos, ahora mis ideas naufragan en un océano de palabras y delirios.