Llego esta noche, dijiste,
quise que tuviesemos
una noche especial.
Preparé tu comida preferida,
Puse velas, y buen vino.
Un vasito con jazmines en la mesa
y el aroma inundó toda la casa.
Me arreglé con aquel vestido azúl
de falda amplia, y escote generoso
con el que me conociste.
El cabello recién lavado
cayendo húmedo sobre mis hombros,
desacalza, aunque me retes...
pero sé que te gusta
cuando me paro,
en puntitas de pie para besarte.
Música?...nuestro himno al amor.
Te sentí llegar
salí a tu encuentro.
Me colgué de tu cuello
me envolviste con tus brazos.
Dimos giros entre besos, sonriedo
sin reparar en los vecinos, saludando.
Aspirate el aroma de las flores,
y dijiste -es tu piel la que me embriaga.
Te sentaste en la silla, yo en tus piernas
descorchaste el vino, me miraste.
Déjame acariciarte...
me invadiste de ternura.
que lindas caricias de tus manos,
y que lindo acariciarte.
Sirve tu el vino,
puse las copas buenas,
finitas de cristal,
para que al juntarlas
suenen a campanadas del cielo.
Déjame beber de tu copa
y tu bebe de la mía...
cuidado!!!!
sabrás mis secretos y yo los tuyos,
aunque entre nosotros no hay secretos
solo amor....
Te ries, me río,
fue una noche especial
como todas nuestras noches.
Tu me avisas,
y te espero
como si fuese la primera cita.
Fue una cena especial,
como todas las vividas.
Esta magia que inventamos,
de que lo rutinario,
no se vuelva una rutina.
Encontramos en el juego
la sorpresa,
que nos mantiene unidos
de por vida.
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