“Cuestión de energía”
“¿Usted sube?”, fue la pregunta forzada. “No, yo bajo”, fue la respuesta obvia. Digo obvia a la pregunta inicial, pero improbable su réplica. “¿Vio como llueve?”, la siguiente. “Tengo oportunidad de sentir caer la lluvia”. “¿Y eso le deleita?”, le inquiere de nuevo, más interesada. “Sobremanera”, dijo en un tono melancólico. “Cuando llueve me olvido que existo”. “¿Y cómo es?” “No lo sé explicar, sólo sé que me olvido de mí mismo. No huelo sino el perfume de la tierra mojada y mi voluntad se entrega a ese prodigio que atrapa los sentidos. Me dejo mojar, digamos, por las gotas, me vuelvo más vulnerable cuando llueve, así como ahora”. “¿Quiere decir que usted, está más sensible en este momento?”. “Sí, pueda que sí”. “¿También más feliz, es verdad?”. “Sí, porque llueve, pero no por el corte”. “No, no por eso, quizá está mal que lo diga pero, se ve usted esplendente”. “¿Me veo de esa manera en plena oscuridad y en el vacío dentro un ascensor?, ¡Ja, ja, ja!”…”Claro, sé que le suena a mera lisonja”. “Y a usted, la siento bonita”. “Gracias, son sus ojos bondadosos, una manera de decir”. “¿Usted baja?”, fue la pregunta forzada. “No, yo subo”, fue la respuesta obvia.
¡Plufh, plafh! “¿Sintió eso?” “Nos deben estar subiendo con la cuerda. Se necesitarían dos o tres hombres”. “¿Habrá parado de llover?, ojala no, así sigue siendo feliz por un momento más” “También soy feliz cuando me leen un cuento, resabios de la niñez”. “Me imagino que aprendió a escuchar de otra manera, ¿no?”. “Toda desventura guarda un secreto, y el mío, el de un ciego que aprendió a ver lo que a otros les resulta invisible, por ejemplo sé que los objetos son antojadizos: por más que uno se esfuerce en acomodarlos, ellos se ubican como les gusta y hasta le digo más, entre ellos conversan cosas” “¿Cosas?”. “Sí, hablan por ejemplo, de sus dueños, de la energía de sus dueños”. “¡Ja, ja ajjo, qué locuaces!” “Todavía no me dijo, ¿qué hace usted aquí?”. “He venido a buscar un departamento para quedarme”. “¿Y usted?”. “Espere, vino con sus maletas, ¿se piensa quedar?”. “Sí, a eso he venido”. “Yo, vivo en el séptimo, pero esperaba al joven que conocí en el ciber, me dijo que se mudaba a mi casa, ¡ay, con él me contacto por micrófono! ¿No será usted verdad?”. “Bueno, yo ”…
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