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RAVE.
El ruido del rave era muy alto y golpeteaba libremente en el cuerpo común de los que saltaban esa noche. El color intermitente hacía que la sensación del baile fuera un correteo de entre tiempos, un juego trashumante de luz y sombra: una pulsión momentánea y para nada apolínea.
Algunos malabaristas fueron contratados: sus bocanadas de fuego rompían la densa niebla artificial confundida con los bailarines profesionales y la horda de indómitos que se movían con el último ritmo de Heater. En este ambiente desmesurado y de vibra ingobernable Fabiola no se sentía en su elemento. Pensó que podría aguantarlo, justo en el aniversario de su última operación de marcapasos, pero, su tolerancia se había desvanecido después de la entrada del DJ principal cuando el ruido la golpeo. Por segunda vez en su vida sentía que su esternón era presa de dos golpazos simultáneos y rítmicos no solo dentro sino afuera.
Buscaba entre el humo de las máquinas y el ensordecedor lamento Rave de su amiga y amor secreto de todo su último quinquenio. Al comienzo sus sentimientos la habían asustado por todo lo que podría representar en su vida, pero ello fue reemplazado por toda esa naturalidad salvaje de Juanita cuando reía o se dejaba tocar por el humo de las fogatas vacacionales. Simplemente había dejado esa atracción, latente pero difuso como soñar que se sueña en una fiesta.
Fue un mensaje de texto-ni siquiera una llamada- la que alerta a Fabiola el peligro potencial de su amiga casi extraviada en un sitio de rumba con “diplomáticos” del bajo mundo. La busca: sabe que Juanita viste un top blanco muy brillante para fiestas de “proporciones bíblicas” como las suele nombrar, no la encuentra, y se empieza a sentir mareada por la combinación atosígante de ruido, luces y un intenso olor a hierba mal preparada.
Cuando escucha que el DJ comienza la canción “para el corazón de los secretos”, Fabiola siente algo diferente el golpe de los bajos, es como si la música y su corazón tomaran una tregua para navegar en el mismo tono. Como decirle al fin lo que sentía al estar cuidándola en su convalecencia y en esos momentos de silencio en la fisioterapia o cuando salió de la clínica amparándola, aún ignorante de que Darío la había dejado al no soportar su debilidad física diaria.
Por fin la vio sentada una mesa semi-oscura y con los movimientos cortados por la luz entrecortada. Se dirige a ella y observa que en efecto, se encuentran los hombres anchos y de pistolas visibles: ¿cómo hacer para que juanita se escabulle de semejantes personajes de la noche?
Juanita se percata de Fabiola justo al final de su angustiante susurro de ¿Dónde estás?...las mujeres se miran con esa comprensión propia de su género y el plan de escape se había fraguado allí mismo.
Los menos concentrados en el ritmo acompasado de la música observaron a una mujer subiéndose presurosa y al mismo tiempo sensual en una mesa. Comentaron en sus declaraciones que la mujer se había quitado su blusa y mostrando una visible cicatriz debajo de uno de sus senos, frente a la mirada atónita de unos clientes más bien mala carosos. Cuando la música tuvo un pequeño bajón, los testigos argumentaron que la misteriosa mujer con el dorso desnudo gritó desmesurada e hizo levantar las manos del DJ de manera intempestiva. En ese silencio la mujer se desvanece y cae encima de los señores que perplejos tratan de contenerla haciendo un improvisado colchón de manos.
Confusión, algunos gritos de drogados que decían: así se debe uno morir en un Rave; que performance tan bravo; cómo se va a meter Fua con un marcapasos…
Los matones se distraen, y juanita se escabulle saliendo hacia la noche lo más rápido que puede, perdiéndose en la angustia de que su amor secreto, Fabiola había proporcionado una distracción total para que ella escapara. Nueve días después se encontraban en una estación de trenes que iba hacia algún sitio lejano.
-¿Cómo sigues de tus heridas en la frente?
-Nada que un beso no pueda curar… ¿cubriste el rastro de tu huida?
-Si
-¿tomaste el maletín?
-no sabes lo vulnerables que son los hombres que ven un dorso desnudo pero herido.

Ríen y se toman de la mano

Texto agregado el 04-02-2008, y leído por 144 visitantes. (1 voto)


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