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Inicio / Cuenteros Locales / Oraculo_Bilvannes / I:El renacimiento de Ishváth

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El anciano Grevarárth caminaba tambaleante por las oscuras calles de su pueblo, como todas las noches se había quedado demasiado tiempo en la taberna más popular del lugar. Aunque, esta vez, fue el mismo cantinero, quien lo mandó a expulsar porque no había pagado la alta deuda que tenía. A cada paso que daba, la angustia lo consumía, hace exactamente un año, el seguía siendo el honorable consejero de la biblioteca nacional de Bilvannia, Su esposa y dos hijas seguían con vida, su cuenta bancaria era envidiable y su salud, era de hierro. Para el pobre hombre no había otro motivo para sus desgracias que el fatídico día en donde se quedó unas horas demás en su trabajo, organizando los libros de magia negra y demonología. Fue ahí que encontró un libro que no aparecía en el inventario, finamente empastado con cuero negro de dragón y letras doradas grabadas en él, las cuales formaban la palabra : “ Ishváth”. Grevarárth en ese entonces, era un hombre muy culto, pero no pudo relacionar esa palabra con ninguna cultura antigua, ciencia oscura o demonio alguno, abrió el libro dispuesto a descubrir su origen, cuando un destello inmenso lo encegueció e hizo caer de la escalera en la que se encontraba…despertó tres días después, con su familia muerta en un incendio y la noticia de que su hermano lo había dejado sin dinero.

El hombre enloqueció, ninguno de los días siguientes, hasta hoy habían tenido sentido para él, Isváth de seguro era alguna maldición antigua, pensaba de vez en cuando. Aquella noche su borrachera lo llevó hasta el río que cruzaba la ciudad, la luna permitía que el anciano pudiera ver su reflejo con inusitada nitidez, se arrodilló para fijarse como en todo un año su aspecto había cambiado tanto, su cabellera era más blanca, su barba muy poblada hasta topaba el agua y su rostro estaba completamente cubierto por despiadadas arrugas. De pronto Grevarárth comenzó a maldecirse por todo y escupió su reflejo, afligido comenzó a llorar y cuando las lagrimas hicieron contacto con el agua, el reflejo de Grevarárth cambió, ya no era él de un anciano, sino el de un apuesto joven. Asustado, el hombre se apartó como quien hubiese visto algo aterrador, se restregó los ojos y se juró no beber tanto el día de mañana. Pero la figura aún estaba ahí y comenzó lentamente a emerger del agua. Grevarárth estaba congelado, la figura era él mismo, eso era imposible. “ No temas, mi agradecimiento hacia ti es eterno”, dijo el joven mientras se acercaba más y más al anciano.

-¿Quién eres?- preguntó Grevarárth con un hilo de voz casi imperceptible

- Ishváth, Rey demonio- respondió el joven con orgullo.

-¿Qué pretendes de mí?- dijo inquietado el anciano, quien comenzó a alejarse aún más del individuo.

Ishváth tomó al anciano de sus ropas y le dijo: “Tu me has liberado y juntos gobernaremos nuevamente el reino”. La figura del hombre joven se hizo un espeso humo rojo que el anciano inhaló sin poder evitarlo siquiera.

A la mañana siguiente, dos niñas despertaron con sus juegos a Grevarárth, exasperado por la bulla batió sus manos para que las muchachas se callaran. Pero, al hacerlo, una explosión destrozó a las jóvenes. Impactado Grevarárth, miró el desastre y luego su palma, ya no era la de un anciano, ni su cuerpo, ni sus ropas eran las que ayer traía, algo había cambiado, sus dedos estaban cubiertos de hermosos anillos y su pecho de bellas joyas. Era el primer día en que el primer recuerdo en su mente no era su familia muerta, al fin, la suerte cambiaba para él, intentó levantarse pero un mareo lo impidió, de pronto comenzó a sentirse muy mal, ya no era dueño de sus brazos ni de sus pies, su cuerpo no respondía, poco a poco su respiración se hizo más y más lenta hasta que simplemente se hizo inexistente. Grevarárth había muerto, y su cuerpo, ahora era propiedad de Ishváth, el demonio del infortunio, tan desagradable y ruin que hasta los historiadores dejaron de estudiarlo y que Grevarárth tuvo la mala suerte de despertar.

Texto agregado el 02-02-2008, y leído por 112 visitantes. (1 voto)


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