La luz se descuelga por las ventanas, como una oleada de pequeñas arañitas que te buscan, donde, donde?
Una eternidad en blanco, un cielo en mi piel, tus ojos, tu lluvia en mi cuerpo y tus manos, con un resoplido tibio en mi pecho, tu boca.
Te sueño, te retuerces dentro mío, y te siento. Te diluyes en un grito, y te sigo. Tu piel y mi piel, se deshacen como alas de mariposas, y te vuelves brisa y me vuelvo viento... y salimos volando.
Y te enredas en alas de dragones y en sueños de quimeras, y te envuelvo en lagrimas de diamantes, como una urna brillante, donde pueda guardarte siempre, protegerte de las harpías de los tiempos, y salvarte para mi.
Los dos vientos que somos, frente a frente en esta danza, en remolinos se pierden, uno en el otro, buscando un inicio y un finale, un remolino eterno que se acelera hasta convertirse en una llama que consume todo el aire alrededor.
Me devuelves a mi, y te encuentro, bañado en luces de colores, sumergido en esa sonrisa de luna, y con esa carcajada de rio, me das vida.
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